Este año, con motivo de las cuantiosas lluvias y las temperaturas más altas, estos tratamientos han avanzado. Así, el servicio de prevención de plagas, realiza un monitoreo del mosquito tigre y un tratamiento a los imbornales de la ciudad que consiste en aplicar producto larvicida en aquellos que contienen larvas. Por otra parte, se trabaja en la inhabilitación de potenciales focos de cría retirando aquellos recipientes donde se puede acumular agua durante más de una semana.
El mosquito tigre está presente desde el mes de abril y hasta finales de noviembre, describiendo un pico máximo poblacional entre finales de agosto y primera quincena de octubre.
En las áreas residenciales se estima que casi el 80% de las larvas se ubican en propiedades privadas (jardines, terrazas, etc …). Por este motivo, para su control eficaz se necesita la colaboración ciudadana.
En este sentido, desde el Área de Sanidad y Consumo, se pide a la ciudadanía que evite en la medida de lo posible pequeñas acumulaciones de agua en jardines y casas. El Área de Sanidad y Consumo recuerda que el gesto más importante es renovar el agua embalsada que se puede tener en bidones, platos de macetas, canaletas o desagües cada 7 días con el objetivo de romper el ciclo biológico del mosquito en ese momento donde es más vulnerable y evitar así su proliferación, ya que los mosquitos necesitan agua para poder desarrollarse.