Cuando se despegó del aterciopelado útero de su madre debíó pensar cómo haría para llevarse consigo su colección de líquidos frutales y el almidón que la madres nos ponen en los hombros para que no nos deshidratemos. Mucho antes de abrir su gabinete, cuando el mundo de las finanzas era su vía crucis, iba amontonando, primero a escondidas y luego ocupando todas las estancias, aquellos objetos que iban a pasar a llenar los mapas de todos los tesoros de su mundo.
Aunque nos diga que es un aficionado a la historia y que las fechas siempre están fluctuando en su recámara, podemos afirmar que ha cerrado todos los libros de sus estanterías cuando abrió la boca por primera vez y nos condujo a lugares de la historia de Palma que en una hora es imposible de resumir, «lo que más me llama la atención en estos últimos años, el intento de ver lo que era la ciudad romana y dentro de este tema, el asunto de donde estaba el Teatro Romano de Palma. Es una cosa única en el mundo ver como unas fincas actuales, la distribución de unas fincas, reflejan desde arriba, la distribución de un Teatro Romano. Algunas de esa fincas son del S. XVIII, XIX, incluso del XX. Pero claro como el límite de propiedad no se ha modificado, reflejan exactamente lo que es un anfiteatro romano, incluso el patio de luces de todas ellas, es lo que era el escenario». Y a nuestra pregunta de dónde es «El Bar Bosch, la manzana del Bar Bosch».
De la residencia histórica de los reyes de Mallorca, el Palacio de la Almudaina, actualmente, la Comandancia General de Baleares, nos descubre que «uno cuando ve las torres de la Almudaina, presupone que estas torres eran unas torres romanas. Y es verdad que lo eran, pero lo curioso es que eran las torres exteriores. Porque después los moros, a continuación de estas torres, alargaron el acantilado, con base de relleno e hicieron la Almudaina. Pero en el tiempo de los romanos, las torres que vemos de la Almudaina, delante de la Catedral eran la parte de afuera«.
Quien podría imaginar mejor o quien acertar la variación del tiempo y el angosto camino de los testigos que gastaron tanta tinta y sangre por mantenernos informados, que este aglutinador de misterios. Nuestro Pascual esconde sus labios de barlovento bajo un espeso bigote que la nicotina ha ido amarilleando como lo hacen las hojas de sus libros, cada pelo, puntiagudo, se clava en una página de nuestra historia. Porque todos mudamos la misma piel de los seres curiosos, de los que dejan pasar las páginas y de los que las rompen. Él las dejó pasar cuando la anterior crisis cambió los modelos de negocio y vió que no tenía cabida, ni ganas de continuar renovándose. Dejó la banca y decidió que la afición que tenía desde hacía tantos años podría ser su nuevo lugar de trabajo y de sustento.
Pascual tiene tres tipos de clientes, «el primero es el de los aficionados, frikis auténticos de algún tema, de los soldaditos, de un tipo de libro, de álbum de cromos, de tebeos, son los más estables. Otro tipo es el que busca cosas normales para leer. Vienen aquí buscan alguna novela. Y luego está el último que son estudiantes que buscan libros de consulta, de referencia. Estos tienen poco dinero. Pero como los artículos no tienen precio fijo, varían en función de la posibilidad de pago de cada uno«. Reconoce que no es un negocio en el que haya una demanda exagerada, «y como prueba de eso es que esto está cada vez más lleno«.
Los Gabinetes de Curiosidades son los precursores de los museos modernos. En esos cuartos de maravillas se coleccionaban y exponían artículos singulares que provenían de todos los rincones del mundo conocido. Estas colecciones aparecieron en el Renacimiento debido sobretodo a los avances geográficos que propiciaron las expediciones. Cuando le preguntamos por los artículos que considera más apreciados, se decanta por «La Historia Natural de Buffon», de su primera edición en España, «lo que más me gusta del libro es que las láminas se imprimían en blanco y negro y luego se entretenían en pintarlas antes de venderlas. Luego un tema que me gusta son las revistas antiguas, tengo muchas cosas guapas, curiosas. Prácticamente si lo buscásemos encontraríamos revistas semanales desde que hay en España. Están todas, incluso podría hacer un resumen por semana desde el año 1870 hasta el año 1960 y habría 3 o 4 revistas cada semana diferentes«.
Lo que le recomendaría a un visitante de nuestra ciudad sería la visita al casco antiguo de la ciudad, porque según él, «el casco antiguo de Palma es un caso inédito en Europa. Debe ser como edificación, el barrio más grande que no ha sufrido ningún efecto bélico de Europa. Tenemos que tener en cuenta que Palma, lo que es de las Avenidas hacia dentro, tiene la misma red viaria, excepto Jaime III, que tenía durante la ocupación musulmana. Palma y Praga son las 2 ciudades más indemnes de toda Europa«.
Nos despedimos de Pascual hasta la próxima, porque a los que nos apasiona la historia estos gabinetes de curiosidades son el lugar en donde queremos morir y aparecer enterrados cuando los marcianos empiecen a leerse los libros.