La Dirección General de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, ha autorizado el uso de la lana en las explotaciones de origen para usos exclusivamente agrícolas. De este modo, la lana se podrá usar para compostaje o almohadillado de árboles. Esto ha sido posible gracias al Proyecto Piloto para el estudio de la viabilidad de la lana de oveja mallorquina como material aplicable en el sector industrial, desarrollado por Mallorca Rural y las actuaciones de los veterinarios de la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, de la consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Lana en las explotaciones de origen para usos agrícolas
Este uso hace referencia únicamente a las explotaciones de origen y para usos agrícolas, puesto que la lana, al ser considerada un subproducto animal SANDACH 3, necesita de un tratamiento para usos industriales y también para usos fuera de la explotación de origen. Se trata, según el director general de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Fernando Fernández, «de una reclamación del sector, puesto que la lana, ahora en la época de esquileo, suponía un problema para los ganaderos y, además, se consideraba un producto de rechazo sin valor comercial». «Hasta ahora, el payés lo tenía que trasladar a plantas de tratamiento con el consiguiente coste añadido que esto implica», ha destacado.
Por eso, la Dirección General de Agricultura ha remitido una nota técnica dirigida a los servicios veterinarios de las delegaciones comarcales, asociaciones de Defensa Sanitaria (ADS) y entidades colaboradoras, explicando los usos permitidos de la lana a las explotaciones.
El proyecto piloto de viabilidad de la lana de oveja mallorquina como material aplicable en el sector industrial está desarrollado por Mallorca Rural y APAEMA, como apoyo técnico, y ha sido financiado a través de fondo FEADER, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El próximo paso será la elaboración de una Guía de Buenas Prácticas Agrícolas, en coordinación con los veterinarios de la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, en la cual se contemplen nuevas actividades agrarias de aprovechamiento del recurso para que la lana se pueda usar como fertilizante líquido o que se pueda lavar a la misma explotación.