El edén está a un partido después de que España haya roto este martes en Eden Park todos los malos augurios y ganarse así el derecho a coronar con una estrella el escudo del equipo de todos.
Por primera vez en la historia, la Selección se ha impuesto a Suecia y lo ha hecho en el momento crucial, el de las semifinales de una Copa del Mundo.
Todo, en una eliminatoria disputada de poder y en la que Jorge Vilda optaba de inicio por el regreso de Olga Carmona y Alexia Putellas al once respecto al equipo que tres días atrás había superado a Países Bajos en los cuartos de final.
Con las nórdicas agazapadas, España dominaba de inicio la posesión de la pelota pero con escasez de oportunidades en el balance de ambos equipos.
Alba Redondo a centro de Olga Carmona y Jenni Hermoso a pase de Aitana Bonmatí lo intentaban para España, mientras que las nórdicas gozaban de su mejor opción a poco del paso por vestuarios en un cabezazo de Rolfö al que respondía magistralmente una colosal Cata Coll.
Tras la reanudación, las de Peter Gerhadsson disfrutaban de sus mejores minutos insistiendo en sus desbordes por bandas y recurriendo a la corpulencia de sus atacantes.
Sufría la Selección, pero entonces Jorge Vilda cambiaba el sentido del partido, dando entrada a Salma Paralluelo para colocarla en punta y revolucionar el destino de la eliminatoria.
El desenlace ha sido memorable: a menos de diez minutos de la conclusión la aragonesa enganchaba un derechazo mortal de necesidad ante el que Musovic nada podía hacer.
Las escandinavas se tiraban entonces con todo al ataque y lo encontraban a dos minutos de la conclusión, gracias al enésimo centro lateral que caía mansamente en los pies de Blomqvist, quien no perdonaba.
Australia o Inglaterra será el rival de España este domingo en la gran final de la Copa del Mundo
Faltaba, no obstante, el último y definitivo giro de guion en forma de jugada ensayada. Un saque de esquina en el que Tere Abelleira cedía graciosamente el protagonismo a Olga Carmona, cuyo zapatazo besaba el larguero justo antes de la red para desatar la locura en el abarrotado estadio neozelandés.
2-1 final con Australia o Inglaterra ya en el luminoso horizonte de la finalísima del domingo en Sídney. Un camino soñado con una estrella aguardando en la meta.