En el corazón del barrio del Molinar en Palma se erige majestuoso un edificio que ha sido testigo de la transformación de su entorno a lo largo de más de un siglo. Construido en 1881 por Manuel Salas Palmer con marés del Coll d’en Rabassa, como parte del complejo conocido como «sa Petrolera», una de las primeras refinerías de petróleo en España, este edificio histórico ha experimentado una metamorfosis notable a lo largo de los años.
En sus primeros días, sa Petrolera desempeñó un papel crucial en la vida del barrio, con la refinación de petróleo para la obtención de combustible para quinqués y aceite para maquinaria. Sin embargo, su relevancia se extendió más allá de la industria petrolera, afectando significativamente el tejido social y económico de Molinar, conocido por sus molinos de viento y por ser un enclave de pescadores.
Manuel Salas fundó Sa Petrolera, una refinería de petróleo que producía principalmente queroseno y posteriormente gasolina. La empresa se convirtió en la primera en establecer una red de gasolineras en Mallorca bajo la marca Águila. A pesar de enfrentar competencia y desafíos regulatorios, Sa Petrolera mantuvo su posición en el mercado hasta que en 1927 el gobierno estableció el monopolio del petróleo, lo que llevó a la reorientación de la empresa hacia la fabricación de jabones y colonias. La historia de Sa Petrolera refleja la evolución del sector energético y empresarial en Mallorca durante ese período.
Tras años de abandono, el destino de este emblemático edificio dio un giro positivo gracias a un convenio entre el Ayuntamiento de Palma y entidades locales. Bajo la gestión de la consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, se emprendió una ambiciosa restauración que dio lugar a la reinvención del espacio. Hoy en día, este edificio catalogado ha sido reconvertido en un centro de educación medioambiental, abriendo sus puertas al público para ofrecer una variedad de experiencias educativas y lúdicas.
Desde exposiciones sobre medio ambiente hasta un centro de recursos de educación ambiental y un aula del mar, Can Salas se ha convertido en un punto de encuentro para aquellos interesados en explorar y comprender la naturaleza que los rodea. Además, el lugar alberga una amplia gama de actividades formativas y recreativas, diseñadas para todas las edades y niveles de interés.
La historia de sa Petrolera y su metamorfosis hacia Can Salas no solo refleja la evolución física del edificio, sino también el cambio en la mentalidad y las prioridades de la comunidad. De una instalación industrial a un espacio dedicado a la educación y la cultura, este edificio ha sabido adaptarse a las necesidades cambiantes de su entorno, preservando al mismo tiempo su rica herencia histórica.
Uno de los hitos importantes en esta transformación ocurrió en 1985, cuando el Ayuntamiento de Palma reconoció el valor patrimonial del edificio al incluirlo en el catálogo de protección de edificios y elementos de interés histórico, artístico, arquitectónico y paisajístico de la ciudad. Este acto de protección aseguró la preservación del legado de sa Petrolera para las generaciones futuras.
La culminación de este proceso llegó en 2006, con la finalización de la restauración del edificio y la inauguración de Can Salas en su forma actual. Desde entonces, el lugar ha seguido evolucionando, incorporando nuevos servicios como una biblioteca municipal gestionada por el Ayuntamiento de Palma.