La Biblioteca de Can Sales fue testigo de un evento memorable el pasado viernes, donde el pasado cobró vida a través de las cautivadoras imágenes capturadas por Melchor Guardia Cuader, un héroe anónimo cuyo legado ha sido rescatado del olvido gracias al incansable trabajo del colectivo cultural Fotos Antiguas de Mallorca (FAM).
Bajo el título «PALMA, retrato de un tiempo pasado», el libro fotográfico presentado en la biblioteca pública Can Sales, nos llevó a un viaje fascinante a través de la historia de Palma, permitiéndonos sumergirnos en un universo donde el pasado se entrelaza con el presente. Las páginas de este libro, cuidadosamente compiladas por Llorenç Miró, Sebastià Bauzà, Pep Llodrá y José Luis Sanmartín, nos transportaron a una época pasada, donde cada imagen en blanco y negro era un testimonio de la vida cotidiana en la isla.
La presentación del libro no solo fue un tributo a la obra de Melchor Guardia, sino también un reconocimiento a todos aquellos que han dedicado su vida a preservar la memoria histórica y cultural de nuestra comunidad. Gracias al generoso gesto de la familia Guardia, que cedió el archivo del fotógrafo amateur, los asistentes tuvieron la oportunidad de contemplar la belleza efímera de un mundo que alguna vez fue.
La atmósfera del evento estuvo impregnada de emoción y nostalgia, ya que acudieron a la cita el hijo, nieto y bisnieto del fotógrafo que ejercía el oficio de peluquero, mientras los presentes admiraban las fotografías que narraban la evolución de Palma a lo largo del siglo XX. Desde los juegos infantiles en las calles hasta los oficios tradicionales, cada imagen era un reflejo de la vida y la identidad de la ciudad, su nieto fue desgranado anécdotas y algún apunte estético.
Melchor Guardia Cuader, hijo de emigrantes aragoneses, pronto encontró su pasión en la peluquería y, más tarde, en el arte de la fotografía. Su vida en Palma se tejió entre tijeras y cámaras, entre el ajetreo de las calles y la quietud de los amaneceres.
Fue en la década de los años 50 cuando adquirió una cámara Voigtländer en Casa Vila, un pequeño paso que desencadenó una gran pasión. Con ella, exploró los rincones de su amada Mallorca, inmortalizando la vida cotidiana con una sensibilidad única. Desde los juegos de los niños hasta los oficios de la calle, desde los pescadores con sus redes hasta los reflejos de las calles mojadas, Guardia Cuader se convirtió en testigo silencioso de una época que hoy evocamos con nostalgia.
En un mundo que avanza rápidamente, eventos como este nos recuerdan la importancia de recordar el pasado, de reconectar con nuestras raíces y de preservar nuestra identidad. «PALMA, retrato de un tiempo pasado» no es solo un libro de fotografías, es un testimonio de nuestra historia compartida, una ventana al pasado que merece ser contemplada y admirada.