Un estudio reciente revela nuevos casos de mordeduras de esta especie en España, destacando uno ocurrido en Mallorca en 2022
Investigadores del grupo de Zoología Aplicada y de la Conservación (ZAP) de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) han realizado importantes avances en el estudio de la araña reclusa mediterránea, Loxosceles rufescens. Su reciente investigación, publicada en la Revista de Salud Ambiental, describe cuatro casos de mordeduras de esta especie ocurridos en Mallorca, Girona y Biscaia entre 2022 y 2023, destacando el primer caso documentado en Mallorca en septiembre de 2022.
El estudio, llevado a cabo en colaboración con el CSIC, el CIBER de Epidemiología y Salud Pública, Anticimex3D Sanidad Ambiental, Arácnidos Ibéricos y Atención Primaria Osakidetza, proporciona una revisión exhaustiva sobre la biología de la Loxosceles rufescens, sus métodos de vigilancia y control, así como los síntomas y tratamientos relacionados con su mordedura.
La Loxosceles rufescens, conocida comúnmente como araña reclusa mediterránea o araña violín, puede causar graves lesiones en la piel y el cuadro clínico conocido como loxoscelismo debido a su veneno que contiene esfingomielinasa D, una sustancia dermonecrótica. A pesar de ser originaria del norte de África, esta especie se encuentra ampliamente distribuida por América del Norte, el sudeste asiático, Madagascar y varias islas del Pacífico y Atlántico, habitando el área mediterránea desde hace más de 5.000 años.
El caso documentado en Mallorca implicó a una joven que fue mordida en el cuello. Los síntomas incluyeron fiebre, dolor, sudoración, mareos y un ligero adormecimiento de las extremidades, con una recuperación completa en dos semanas. Este incidente resalta la necesidad de una mayor concienciación y medidas preventivas para evitar mordeduras.
Los investigadores subrayan la importancia de incluir a Loxosceles rufescens en los programas de vigilancia y control de plagas urbanas. Recomiendan mantener limpios y ordenados los posibles refugios de estas arañas, como altillos, garajes y sótanos, y contactar con autoridades de salud pública o especialistas ante cualquier duda sobre la identidad de la araña.
Este estudio no solo amplía el conocimiento sobre la distribución y peligros de la Loxosceles rufescens, sino que también enfatiza la necesidad de prevención y control para minimizar riesgos en la población.