Este yacimiento arqueológico, envuelto en misterio, revela la grandeza de una civilización prehistórica y los secretos que aún permanecen enterrados bajo sus antiguas estructuras ciclópeas.
Es Racons es un lugar que guarda celosamente su pasado, con talayots y una muralla que, aunque desgastados por el tiempo, continúan siendo testigos mudos de la historia. Ubicado a apenas medio kilómetro de Llubí, en un terreno que alguna vez fue un próspero poblado talayótico, este enclave destaca por la presencia de dos grandes talayots circulares, visibles a ambos lados del camino.
El talayot mejor conservado, que se alza a cinco metros de altura, permite acceder a su interior a través de un corredor. Aunque actualmente se encuentra en una propiedad privada destinada al pastoreo, su imponente estructura sugiere la presencia de más secretos bajo tierra, como posibles tambores de la columna central, ocultos por los siglos de sedimento acumulado.
A unos veinticinco metros, al otro lado del camino, se encuentra otro talayot, algo menos preservado, pero igualmente impresionante. En la parte trasera, un pequeño bosque añade un toque místico al lugar. Es posible que en este talayot también existan habitaciones radiales adosadas, una característica común en estas estructuras. Aunque no ha sido excavado, este talayot menor conserva una puerta que parece mirar directamente al talayot principal, lo que refuerza la idea de una conexión simbólica o funcional entre ambos.
Antes de llegar a estos talayots, es posible encontrar los restos de una muralla ciclópea que delimitaba el antiguo poblado. Siguiendo el camino, aparecen otros vestigios de estructuras talayóticas entre la vegetación, incluyendo muros y restos de construcciones cuadrangulares, junto con abundante cerámica, testigos del pasado habitado de este lugar.
El yacimiento de es Racons abarca unos 18.000 metros cuadrados y está rodeado de leyendas que añaden un aura de misterio a su historia. Una de estas leyendas sugiere que el origen del pueblo de Llubí, conocido antiguamente como Castell de Llubí, se debe a la magnitud de este asentamiento prehistórico, que pudo haber existido ya en el año 900 antes de Cristo.
Aunque no existe evidencia de un castillo en la zona, la monumentalidad de los talayots probablemente inspiró esta leyenda. De los cinco talayots que se conservan, dos han sido recientemente adquiridos por el Ajuntament de Llubí, gracias a una subvención del Consell de Mallorca, lo que permite su preservación y estudio.
El proyecto trienal de intervención arqueológica, que recibió financiación completa, tiene como objetivo no solo excavar y estudiar estos talayots, sino también promover el valor cultural, patrimonial y turístico de Llubí. Es Racons, aunque aún cubierto por la vegetación, ya ha demostrado su importancia arqueológica con la presencia de restos romanos, lo que sugiere que el sitio fue ocupado durante varios períodos históricos.
A pesar de que aún queda mucho por descubrir, el lugar ya es conocido por haber sido mencionado por estudiosos del siglo XX y por un dibujo realizado por s’Arxiduc. Además, las historias contadas por los ancianos del lugar sobre un tesoro escondido bajo el talayot mayor, aunque probablemente más leyenda que realidad, añaden un encanto adicional a este fascinante rincón de Mallorca.