Este templo medieval, construido tras la Conquista, combina sencillez arquitectónica, siglos de culto y un entorno natural que invita a la contemplación.
Mancor de la Vall, 28 de enero de 2025. En lo alto de un turó que domina el término de Mancor de la Vall se erige el Oratori de Santa Llúcia, un tesoro histórico y espiritual que combina siglos de historia con un entorno de gran belleza natural. Este pequeño templo medieval, documentado por primera vez en 1275, forma parte de la tipología de las iglesias de repoblación, construidas tras la Conquista de Mallorca para atender a los nuevos colonos que poblaron las alqueries y rafals de la isla.
Aunque no figura en la bula de Inocencio IV de 1248 que establecía las parroquias de la Part Forana, se cree que fue construido poco después, cumpliendo una función similar. Durante siglos, Santa Llúcia fue el único lugar de culto para los núcleos de Mancor, Biniarroi, Massanella y Biniatzent, hasta que, en el siglo XVII, la construcción de la iglesia parroquial de Mancor relegó al oratori al papel de ermita y santuario.
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A lo largo de su historia, el edificio ha conservado buena parte de sus características originales, como la planta rectangular dividida en tres partes por arcos diafragmáticos y su cubierta de madera a dos aguas. El exterior, de gran sencillez, destaca por el portal de acceso de medio punto, al que se accede por una imponente escalera de piedra construida en 1666. En su interior se encuentra la talla de la titular, Santa Llúcia, una pequeña estatua de mármol blanco con una decoración sobria en rojo y dorado.
En el siglo XX, el oratori vivió una importante transformación con la construcción de un gran edificio adosado, promovido por el instituto secular Verbum Dei, para albergar una casa diocesana de ejercicios espirituales. A pesar de este añadido, la estructura original del templo medieval fue respetada, manteniendo su esencia y legado.
Hoy, el Oratori de Santa Llúcia no solo es un lugar de culto, sino también un punto de interés cultural e histórico que invita al visitante a descubrir la historia de la Mallorca medieval y disfrutar de unas vistas privilegiadas del valle. La combinación de arquitectura, paisaje y espiritualidad hacen de este lugar un auténtico símbolo de la herencia patrimonial mallorquina.
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