Pere de son Gall, ¿un genio?
Últimamente se ha editado algún libro que rememora la historia de
un hombre, que posiblemente fue un genio que se perdió por la desgana y el
desinterés del equipo que gobernaba la nación en aquella lejana época,
pero………es que solo era un payes de Mallorca.
Es una historia que siempre oí contar desde muy niño en la escuela
a mi maestro (era de Lluchmayor) el pueblo donde nació y vivió este personaje.
Una historia que siempre la conocí oralmente ya que parece que hasta hace unos
años no quisieron darle la importancia que realmente tenía.
Pere Sastre Obrador (Pere de Son Gall) nació un día del mes de febrero
de 1895, en Lluchmayor, su familia estaba compuesta por sus padres y su hermana,
él era el pequeño de la casa y tanto el cómo su hermana ostentaron la soltería
durante toda su vida. La situación familiar era la de unos payeses con una
heredad propia (Son Gall) que aunque no fuera un gran latifundio, si daba para
vivir desahogadamente toda la familia, también poseían una casa en el pueblo
(sa posada) cosa muy común entre los payeses de la época.
Pere, cuyo futuro era tomar el relevo como amo de Son Gall cuando
sus padres faltasen o consideraran oportuno, desde muy joven demostró un gran
interés para ir a la escuela y atesorar el máximo de los conocimientos que se
pusieran a su alcance, al mismo tiempo hacía gala de una capacidad de
aprendizaje, inquietud e iniciativa fuera de lo común. Vivía rodeado de libros
y revistas técnicas.
Pere de Son Gall con su madre y hermana
Por desgracia y aunque sus padres procuraron en todo momento
satisfacer al máximo su anhelo la realidad era que tenía que ocupar mucho
tiempo ayudando en las tareas de la finca. En 1918 se matriculó en el Instituto
Politécnico de Sevilla para cursar el título de “Perito Agrícola”. Las
asignaturas que curso las aprobó con la máxima nota, pero no obstante su interés
iba hacia la mecánica. Sus conocimientos de mecánica y dibujo técnico eran muy
poco comunes, teniendo sólidos conocimientos de matemáticas, trigonometría, física,
etc. Casi todos ellos adquiridos de forma autodidáctica y en los cursos que
realizó de Perito Agrícola por correspondencia.
A Pere en el cual nació un gran interés por la aeronáutica había
una cosa que le llamaba la atención y era la gran cantidad de accidentes de
aviación que se producían al despegar o aterrizar los aeroplanos de aquella época
y pensó en la posibilidad del despegue vertical, creía que sería más seguro y
no sería necesario tanto espacio. Se puso manos a la obra para diseñar una máquina
voladora que pudiera despegar verticalmente y aun permanecer inmóvil en el
aire.
Estamos en 1921 y pronto se evidenció que con sus escasos recursos
Pere no podía afrontar tal empresa y decidió escribir y pedir ayuda al entonces
Capitán General del Ejército D. Valeriano Weyler, que estaba en Madrid y era
mallorquín. Unas semanas después el general Weyler parece interesado en el
proyecto y le solicita más información. Pere le contesta que se la envía rogándole
el secreto de la misma.
Al poco tiempo Pere recibe la contestación de que su proyecto no
es de interés ni para el Gobierno ni para el Ministerio de la Guerra, pero aquí
viene lo más sangrante y nos lleva a ver cuántos buenos proyectos se han
malogrado y es lo siguiente: Orden de 19 de Noviembre de 1897 Una Real Orden
dispone que no se admitan más proyectos de navegación aérea que aquellos que
estén firmados por personas que tengan carrera científica relacionada con dicho
asunto. (1)
Llegamos aquí al supuesto plagio del invento cometido por Juan de
la Cierva y Codorniu ya que el
desarrollo de los hechos dan lugar a
esta sospecha.
1.
Pere, en 1921, envía al
General Weyler los planos y documentación sobre el proyecto para que los
presentara al Gobierno.
2.
En esta época el Ministro
de la Guerra y supuesto destinatario de la documentación es D. Juan de la
Cierva padre de Juan de la Cierva después reconocido inventor del autogiro.
3.
Esto ocurre en 1921 y
el “Autogiro” de De La Cierva es presentado en 1923
4.
El Autogiro no tiene
despegue vertical pero si carrera de despegue muy corta y se fundamenta en los
mismos principios que el proyecto de Pere Sastre. Algunos autores son
partidarios del plagio y otros no.
Pere, siguió en solitario su proyecto, desatendió Son Gall, tuvo
que endeudarse e incluso acabó con un premio de la lotería con el que fue
agraciado, total vivía para su proyecto.
Hizo una serie de diseños con los correspondientes estudios
físicos y aerodinámicos hasta que consiguió un modelo, que según los cálculos,
le pareció iban a darle el resultado esperado y le puso el nombre de
“Cometagiroavión”. Hay que hacer notar que de todos los proyectos que realizaba
confeccionaba la correspondiente planimetría con excelente dibujo técnico del
que era un maestro.
El desinterés del Gobierno en su proyecto desmoralizó en cierta
forma al inventor, pero lo que realmente le dolió fue el enterarse en 1923 de
la presentación del autogiro de Juan De La Cierva, proyecto que consideraba
propio. Envió una carta de queja y reivindicación que no le fue contestada.
Empezó con el diseño de las piezas y las visitas al herrero, al
carpintero del pueblo y también a un taller especializado de la ciudad para que
se las construyeran y así en una cochera de las casas de Son Gall empezó el
montaje del “aparato”. Como motor utilizaría el de una vieja “Harley Davidson”
que había adquirido para tal fin, pero no tardaría mucho en ver que dicho motor
no tenía suficiente potencia para el éxito de la empresa y que necesitaba un
motor más acorde con el proyecto.
Pensando en la adquisición de un motor “Anzani” auténtico motor de
la aviación de la época y que tan buenos resultados había dado. Estamos en el
año 1928, viaja a París para adquirir un motor “Anzani” de 3 cilindros en
estrella y 25 HP que instaló al “Cometagiroavión”. Poco después empezaron las
pruebas, hay quien dice que se elevó unos quince metros, lo real es que el
invento necesitaba perfeccionarse, tal vez en los materiales, pero necesitaba más
estudio y para ello eran necesarios recursos económicos que Pere ya había
acabado. Buscó y solicitó ayuda en diversas entidades e instituciones, pero nos
situamos a principio de los años 30 y era épocas de escasez y penuria con lo
cual nunca le llegó la ayuda que podría haber dado un giro a esta quimera.
El Autogiro de Lluchmayor murió allá por el año 1945 sepultado por
el derrumbamiento de su propio hangar. Su inventor murió en el año 1965 rodeado
de algunos amigos en el hospicio de su pueblo natal.
La injusticia llego a tal extremo que habiendo acabado con su
patrimonio solicitó en 1932 ayuda a la Diputación Provincial para cursar el título
de piloto en una escuela privada que se había instalado en Mallorca y aun
sabiendo de sus reconocidos esfuerzos y circunstancias en pro del desarrollo de
la aeronáutica, se le denegó dicha ayuda.
Como podrán ver en la fotografía del prototipo del
“Cometagiroavión” sus fundamentos eran semejantes a los actuales helicópteros,
la gran hélice dorsal para el despegue vertical y los flotadores y ruedas para
posibilitar su aterrizaje tanto en tierra como en el agua. Tampoco cabe ninguna
duda que necesitaba mucho estudio y aunque había solucionado graves problemas
de estabilidad, vibraciones etc. había conseguido una base sólida para tal
invento.
Juan De La Cierva para el desarrollo de su autogiro se benefició
de la ayuda de técnicos y talleres de la Base de Cuatrovientos, y parece ser
que una vez conseguido el éxito y la patente de su invento
se estableció en Londres creando una empresa para la venta de patentes
a distintas naciones para la construcción de Autogiros. Después, ya modernizado
el proyecto, llegaron los helicópteros.
Nosotros nos quedamos como siempre o pagamos derechos de patente o
compramos el producto ya fabricado, pudiendo ser líderes en la fabricación de
dicha máquina. En España ya había talleres que
fabricaban aviones de los de aquella época ……… claro.
Aunque tal vez con cierto retraso su pueblo natal Lluchmayor ha
reconocido la labor de su paisano y genio, el más significativo fue el que
durante unos años el Instituto Politécnico de este pueblo, ostentara el nombre
de “Instituto Politécnico Pere de Son
Gall”, adecuado nombre para un colegio donde se imparten unas enseñanzas que su
titular tanto habría apreciado.
(1) Si los hermanos Writh hubieran vivido en España, otros
hubieran inventado el avión ya que al ser ellos fabricantes de bicicletas,
tampoco se habría tenido en cuenta su proyecto