La muestra Prácticas diarias de pecados capitales y otros disparates expone obras que se centran en la idea de la naturaleza cómica de la tragedia propia del comportamiento humano. Representan la banalidad de lo grotesco en escenas llenas de testigos. En ocasiones, estos testigos son animales y criaturas que interactúan siguiendo patrones de comportamiento humano o que miran directamente al espectador con sorpresa o desesperación.
En ocasiones, Beresin inserta autorretratos que parecen divertidos, principalmente a través de manos, pies y rasgos faciales distorsionados de forma caricaturesca –una constante en su trabajo–. La artista se usa a sí misma como personaje, porque considera que es la única persona de la que tiene autorización para representar en determinadas situaciones. Ella es la única con la que puede “jugar”, algo que refleja la posesión de su identidad en todas sus iteraciones. “Uso mi cara y mi cuerpo, los pongo en el centro en situaciones que son relevantes para mí, combinándolos con mis criaturas, esas que me han acompañado desde la infancia”, relata.
En 2019, el crítico de arte Kenny Schachter descubrió a Beresin y le presentó a la audiencia internacional. Schachter ha dicho que “sus pinturas son igualmente seductoras, hilarantes e inquietantes. Mientras se deja llevar por una falsa sensación de entretenimiento reconfortante, Eva nos golpea en la cabeza después de atraernos con sus imágenes inigualables, desenfrenadas, simbólicamente
violentas e inquietantes”.
“Nunca he buscado la belleza, así que no puedo definir lo que significa para mí”, confiesa. Y añade que “siempre he encontrado una fascinación por las personas y las cosas interesantes, extraordinarias y emocionantes”. Desafiando cualquier interpretación singular, las pinturas de Beresin encarnan contradicciones siempre presentes en la vida. Sus exploraciones artísticas rompen las dicotomías tradicionales; ligereza y solemnidad, belleza y fealdad, pecaminosidad e inocencia.
Habitualmente, los pecados capitales se presentan como acciones abyectas llevadas a cabo por alguien que está desligado de la sociedad. La representación de un pecador a menudo parece un espectáculo. Nos obsesionamos con los pecados de otras personas, fascinados por consumir sus transgresiones con un carente sentido de virtud hasta que nos damos cuenta de que nuestras acciones están igualmente dañadas por la ambigüedad de la moral. La ubicuidad del pecado se convierte n una gran cacofonía bizarra, a veces ridícula y a veces triste. Después de este momento de introspección, tenemos que seguir adelante y enfrentarnos a esta realidad con humor.
Con obras realizadas site specific para la Fundación La Nave Salinas, esta exposición combinará piezas de dimensiones monumentales con otras de formato más doméstico. “La Fundación La Nave Salinas quiere dar luz a una artista con un trabajo extraordinario, que merece que se conozca”, explica Lio Malca, impulsor de la Fundación La Nave Salinas. “Nos llamó la atención su forma de pintar, sus trazos. Pero también cómo se aproxima a situaciones delicadas con imágenes arriesgadas”.
Sobre la artista
Eva Beresin se licenció en la Escuela de Artes Visuales de Budapest. Hija de un coleccionista de arte, siempre estuvo expuesta al mundo del arte desde pequeña, y desde que era niña ha sabido que la pintura es su gran pasión. En 2015, Beresin llevó a cabo un proyecto expositivo profundamente personal para la galería Charim de Viena y que la situó en el foco de atención del arte internacional. Esta aclamada exposición se basó en un diario escrito por su madre tras ser liberada de Auschwitz.
Con un manejo audaz del simbolismo, su trabajo recoge historias inspiradas en situaciones trágicas, pero envueltas en una atmósfera positiva, siendo capaz de extraer belleza del dolor. “Hay que tener sentido del humor para sobrellevar el horror”, explica Beresin. “Mi coraje para mostrar todo esto, de alguna manera, me hace reír y me anima porque, a pesar de todas las penalidades, todavía estamos
aquí”. Sus pinturas la envuelven tanto a ella, como a varios miembros de su familia y amigos más cercanos, en escenarios alegres y desenfrenadamente coloridos, a menudo domésticos. Su arte ofrece consuelo y esperanza, retratando sucesos cotidianos de la vida. Además de estar presente en importantes colecciones internacionales, el trabajo de Beresin forma parte de la colección permanente del Museo Albertina de Viena.
Sobre la Fundación La Nave Salinas
Desde 2015, La Fundación La Nave Salinas dedica una exposición anual a grandes maestros contemporáneos con el objetivo de conectar Ibiza con el circuito del arte internacional y convertir la isla, cada verano, en una cita con la creación actual. Promovida por el coleccionista neoyorquino Lio Malca, la edición de 2022 acoge a la primera mujer artista en su programa.
La Nave Salinas es un edificio de piedra de 700 metros cuadrados situado al borde del mar, construido en 1941 para almacenar la sal cosechada en los estanques integrados en el Parque Natural de Ses Salines. En desuso durante décadas, fue rescatado por Malca para esta fundación sin ánimo de lucro. Han expuesto hasta ahora KAWS (2015), Marco Brambilla (2016), Keith Haring (2017), Bill Viola (2018),
Kenny Scharf (2019) y Rafa Macarrón (2021).