Este domingo, 25 de agosto, se inicia la temporada de pesca de llampuga en las Illes Balears, una campaña que se extenderá hasta el 31 de diciembre
Con la apertura de la temporada de pesca de llampuga, uno de los periodos más esperados por los pescadores artesanales de Baleares, se espera una campaña similar a la del año pasado, tanto en capturas como en ingresos. En 2023, se capturaron 99.486 kilos de llampuga, que generaron 592.376 euros para el sector. Este año, se prevé que las capturas oscilen entre las 80 y 120 toneladas.
Un total de 35 barcas participarán en esta temporada, con el puerto de Cala Rajada como epicentro de la actividad, aportando siete embarcaciones a la flota pesquera. La pesca de la llampuga, una especie que se encuentra en buen estado de conservación según la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM), se realiza mediante la técnica tradicional de la llampuguera, exclusiva para pescadores de artes menores.
Este año, la campaña estará regulada por el nuevo Reglamento (UE) 2024/259, que establece un esfuerzo máximo de 45 barcas para España y fija un total de capturas admisibles (TAC) de 127 toneladas. «Es la primera vez que se aplica un TAC, pero apoyamos la medida», afirmó Antoni M. Grau, director general de Pesca. Este reglamento también afecta a la pesca recreativa, limitando las capturas a 10 kilos o cinco peces por persona y día, durante el periodo comprendido entre el 15 de agosto y el 31 de diciembre.
La pesca de la llampuga con llampuguera es una tradición en Mallorca, destacando las cofradías de Cala Rajada y Alcúdia en cuanto a volumen de capturas. La Organización de Productores OPMallorcaMar regula las capturas diarias de sus socios, estableciendo un máximo de 150 kilos de llampuga por barca.
Además, la normativa vigente impone sanciones económicas severas para las embarcaciones profesionales de otras modalidades o recreativas que pesquen a menos de 250 metros de distancia de los capcers, dispositivos que concentran a los peces, asegurando así el cumplimiento de las reglas establecidas y la protección de esta actividad tradicional.
Con la temporada en marcha, los pescadores y consumidores se preparan para disfrutar de uno de los productos más emblemáticos de las aguas baleares, en una campaña que promete ser tan fructífera como sostenible.