Cómo empezaron a ser conocidas las Islas Baleares pertenece a la leyenda. La antigüedad, según Hecateo, del s. VI aC, las distinguió en dos archipiélagos, como lo hacemos hoy: las Pitiusas, menor y mayor, y Baleares, mayor y menor. Pitiousiai por la vegetación de pinos, y, debido a la población, las demás fueron conocidas como Gimnesiai, porque sus habitantes iban desnudos, y después como Baliareis porque arrojaban piedras con la honda. Debían de ser éstos los que iban con poca ropa. Raramente, fueron también conocidas como Afrosiadas.
Los nombres de los archipiélagos fueron casi olvidados en la Edad Media, mientras perduraba lo concreto, el nombre de cada isla. También la denominación más antigua fue la de Eivissa, y, para la menor, siglos más tarde siguió el de Ofioussa, isla de las serpientes. Por el siglo IX recibió la enigmática denominación de Formentera.
La isla Capraria o Capria siempre ha sido Cabrera, mientras que el primer nombre de Mallorca sería el de Kromiousa y el de Menorca, Melousa, de significado desconocido, y las denominaciones Columba y Nura parecen una extraña confusión con denominaciones de otras islas.
En definitiva, los apelativos latinos de Maiorica y Minorica aparecen en escritos de los cristianos, en una interpolación anterior al siglo VII del Liber generationis, y claramente en la carta del obispo Severo de Menorca del año 418. Son una simplificación de Baliaris Maior y Baliaris Minor, que los lingüistas intentaban explicar. Procopio en el siglo VI fue el primer autor griego que incorporó aquellas denominaciones simplificadas, que fueron las que en el siglo XI escribió el noruego Sigurd.
Las poblaciones siempre fueron pequeñas. La más antigua es Ebusus, Eivissa, la segunda más antigua en Hispania. Puede que lleve el nombre de una divinidad. En Menorca, Mago le pusieron el nombre de un general cartaginés; Iamo (Ciutadella), pertenece a lo desconocido, como el de Sanissera, que ha desaparecido. En Mallorca la población Bocchoris (Bóquer) es prerromana y de origen extraño, como Guium y Tucis, al igual que aquella, también esfumadas, mientras Palma recuerda la victoria romana y una población itálica, y Pollentia revela la pujanza del imperio.
JOSEP AMENGUAL, AUTOR DEL LIBRO: GIMNÈSIES, PITIÜSES I BALEARS. MAIORICA I MINORICA