La tortuga boba (Caretta caretta) es la especie de tortuga marina que más a menudo queda atascada en las costas del Mediterráneo occidental. En las islas Baleares, desde 1993, se han documentado 1.070 casos de varada, y las causas más comunes son la interacción accidental con las artes de pesca, los traumatismos por colisiones con embarcaciones, los problemas de flotabilidad y, más recientemente, los problemas derivados de quedar envueltas con las redes y de ingerir plástico. Actualmente, la tortuga boba está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, en la categoría de «vulnerable».
También es una especie prioritaria de conservación de la Directiva Hábitats, así como de diferentes convenios internacionales de protección de la biodiversidad, como el Convenio de Berna o el Convenio de Barcelona.
La Universidad de las Islas Baleares colabora, desde el año 2016, con el Centro de Recuperación de Fauna Marina de la Fundación Palma Aquarium, que se encarga de hacer el seguimiento de los casos de varada de esta especie en el litoral balear, por encargo del Consorcio de la Recuperación de Fauna de las Islas Baleares (COFIB) del Gobierno de las Islas Baleares. El objetivo de esta colaboración es contribuir a analizar la problemática y profundizar en el estudio de problemas de conservación concretos mediante estudios de investigación aplicados a su conservación.
Fruto de esta colaboración, recientemente se han publicado en dos revistas científicas de alto impacto dos estudios elaborados por investigadores de la Facultad de Ciencias de la UIB. Concretamente, el Dr. Antoni Sureda Gomila, la Dra. Silvia Tejada y el Dr. Xavier Capó, del grupo de investigación de Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo (NUCOX), del CIBEROBN y el Dr. Guillem Mateu-Vicens, el Dr. Samuel Pinya, la Sra. Maria Febrero Sierra y el Sr. Nilo Lassnig, del grupo de investigación de Ecología Interdisciplinaria. Todos ellos, en colaboración con el equipo técnico del Centro de Recuperación de Fauna Marina de la Fundación Palma Aquarium.
Los estudios se han presentado las instalaciones de Palma Aquarium el miércoles 16 de junio, coincidiendo con la conmemoración del día internacional de las tortugas marinas.
Acumulación de metales pesados y contaminación
En uno de los estudios, publicado en la revista Environmental Science and Pollution Research, los investigadores de la UIB, con la colaboración de técnicos del Centro de Recuperación de Fauna Marina de la Fundación Palma Aquarium, han cuantificado por primera vez la presencia de metales pesados en los tejidos de los ejemplares de tortuga boba que llegan varados y muertos en las costas de las islas Baleares.
Concretamente, el estudio analiza las concentraciones de cadmio, mercurio y plomo, metales pesados tóxicos relacionados con diferentes actividades antrópicas. Con el desarrollo industrial, una gran cantidad de metales fueron y son empleados en la fabricación de diferentes tipologías de productos. Algunos de aquellos metales acaban llegando a los ecosistemas marinos y se acumulan en los diferentes niveles de la red trófica. Dependiendo de su concentración, pueden ser una amenaza grave para las especies marinas y causar problemas fisiológicos graves.
Hasta ahora, se desconocía la dimensión de la problemática de la acumulación de metales pesados en las tortugas marinas en las islas Baleares. Los resultados alcanzados por los investigadores de la UIB muestran que los niveles de estos metales pesados son similares a los que se han detectado en otros lugares del Mediterráneo y en otros lugares del mundo (Andalucía, Italia, las islas Canarias o Japón), lo que evidencia la existencia de un problema común para la especie que habita buena parte de las mares y de los océanos de todo el mundo.
Biomarcadores y mejora del proceso de recuperación
En el otro estudio, los investigadores de la UIB han evaluado la evolución fisiológica de los individuos que llegan al Centro de Recuperación de Fauna Marina a través del uso de biomarcadores de estrés oxidativo. Para ello, de cada ejemplar estudiado analizaron una pequeña muestra de sangre, que obtuvo el equipo veterinario del Centro de Recuperación de Fauna Marina de la Fundación Palma Aquarium a partir de su seguimiento rutinario en diferentes momentos del periodo de recuperación de cada individuo.
De cada muestra, analiza los niveles de toda una batería de biomarcadores relacionados con el grado de estrés, así como el estado de activación de las células inmunitarias ante un estímulo inmunológico. Los resultados de las determinaciones muestran que la actividad de las enzimas antioxidantes disminuía a medida que el proceso de recuperación avanzaba, del mismo modo que también disminuían los marcadores de daño lipídico en las células estudiadas y al plasma. De manera similar, el grado de preactivación de las células inmunitarias ante un estímulo, así como la actividad de la enzima prooxidante mieloperoxidasa, también fueron disminuyendo con el proceso de recuperación.