Pepo es un handbalancer mallorquín y un caso de éxito de cambio de hábitos dañinos para la salud y que ha conseguido dedicarse profesionalmente a esta disciplina tras afrontar una pérdida de peso de más 50Kg. El hand balance se parece, solo en su salida, a los juegos que podríamos hacer de niños cuando te atreves a hacer el pino. Esa posición incómoda, pero adictiva, se convierte en disciplina cuando, además de hacer el pino, te mantienes vertical y sin apoyo en completo equilibrio y si a eso le añades un balanceo de todo tu cuerpo para realizar diferentes figuras (como podrás ver en el video reportaje y en las fotos) la expectativa es abrumadora y tendrás a todos los turistas echándote monedas, como nos ocurrió mientras realizábamos el reportaje en la zona de s’Hort del Rei y la Murada de Palma.
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Pepo es un atleta, un acróbata que ha hecho de esta disciplina su modus vivendi y no para de viajar alrededor del globo impartiendo cursos, recibiendo masterclases o actuando en algún evento o espectáculo. Pero para llegar a este impacto ha tenido que recorrer un largo camino de sacrificios, lesiones, traumas, pero sobre todo, satisfacción, autoafirmación y empatía con un mundo que está hecho para caminar con los pies, pero que él le da una vuelta de tuerca con unas manos prodigiosas que aprietan el suelo para imprimir la huella del hombre, la que construye y arrebata, la que aprieta fuerte cuando se ama y se odia a partes iguales.
A los 15 años decidió dar un giro a su vida tras verse en una foto de grupo. Su obesidad (120 kgrs), los malos hábitos alimenticios y sus amigos de entonces, que se dedicaban a pasar las horas de forma sedentaria jugando a la consola dándose banquetes de comida basura en los parques, fueron decisivos para que Pepo decidiera dar un giro a su vida. Después de sufrir el desprecio de sus amigos por ese cambio que quería iniciar, empezó junto a un amigo a asistir a un gimnasio e inició un plan de entrenamiento con pesas que le cambió la vida para siempre. De repente se sentía más activo, más fuerte y ágil y quería más.
Inició una dieta que reducía la ingesta de grasas y bebidas carbonatadas con la intención de eliminarlas de su menú. El inicio de curso hizo que fuera abandonando el gimnasio, ya que su amigo dejó de ir. Una noche, viendo YouTube, se fijó en unos chicos que estaban entrenando calistenia y se propuso aprender esta disciplina. Pudo comprobar que en Palma existía una escena de calistenia muy cañera (hicimos un reportaje el año pasado) y la camaradería, el buen rollo y las ganas de aprender ayudándose los unos a los otros hizo que se adentrara en ese mundo hasta el punto de competir y ser uno de los máximos exponentes de calistenia balear.
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A raíz de la alerta sanitaria de la covid-19 que nos obligó a confinarnos, Pepo ya no pudo ir a los parques de calistenia, por lo que se centró en no perder la forma y a través de un amigo descubrió el hand balance, que era una disciplina que podía practicar en casa y le enganchó muchísimo. Ahora debía compaginar sus estudios universitarios de fisioterapia con esta disciplina de circo que requiere de un volumen de horas enorme. Lo que empezó siendo un entreno de 2/3 horas diarias durante 4 días a la semana, se convirtió en 8 horas diarias, 6 días a la semana. De hecho hubo una época, cuando finalizaba la facultad, que tuvo que compaginar las prácticas hospitalarias por la mañana, con la universidad por la tarde y aún tenía tiempo, entrada la noche, para dedicarle unas cuantas horas al hand balance. Querer es poder.
A pesar de haber sufrido varias lesiones durante la práctica de calistenia, sus conocimientos en fisioterapia y una motivación envidiable le han permitido continuar con la práctica deportiva en un breve espacio de tiempo de recuperación.
Pepo es un ejemplo de superación y de excelencia. Su dedicación y entusiasmo está al nivel de los competidores de élite. Se ha formado académicamente, cumpliendo ese sueño que muchos padres quieren para sus hijos cuando de repente se arrebatan ante un camino lleno de incertidumbre, pero ¿quiénes somos nosotros para juzgar el ansia de libertad?. Ante nuestra mirada, la belleza de las formas del cuerpo de nuestro hermano, el músculo puro, lo que llevamos adentro, nuestra pureza, seres inmortales con la capacidad de caminar sobre nuestras manos, brutales.
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