Próximos a celebrar las fiestas de Navidad, seguramente muchos asistiremos en la noche del día de Navidad a la Misa del Gallo (Ses Maitines), donde podremos disfrutar del tradicional canto de la “Sibil·la”, sujeto litúrgico, que con su dramático canto nos anuncia el juicio final y el fin de los días, canto inspirado en el Apocalipsis.
La Sibil·la hace siglos se cantaba en toda Europa en latín, y después en las lenguas vernáculas, pero en el siglo XVI, con la celebración del Concilio de Trento en que se depuró la liturgia, eliminando algunos elementos profanos introducidos durante la Edad Media, La Sibila fue considerada contraria al espíritu de la celebración Eucarística y dejó de representarse. No obstante, se dejó en manos de los obispos la pervivencia de algún elemento censurado si se consideraba lo suficientemente arraigado en las costumbres religiosas populares.
En Mallorca, después de un siglo en que se alternó la autorización con la prohibición, los ciudadanos expresaron su malestar no acudiendo a las funciones religiosas, con lo que el obispo, a finales del siglo XVII, la autoriza definitivamente. Desde entonces solo se canta en Mallorca y en la catedral de El Alguer (Cerdeña), también ayudó a esta pervivencia el hecho de la insularidad.
En el año 2004 fue declarada Bien de Interés Cultural por el Consell de Mallorca y en el año 2010 declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, división de cultura de la ONU.
El nombre de Sibil·la, le viene dado por su mensaje profetizando el futuro, a modo de las Sibilas de la Grecia clásica o la antigua Roma, a las cuales se les atribuían dotes de adivinación del futuro, según unos conocimientos ancestrales, que solo la mujer podía poseer, ya que se la veía como la fuente de la fertilidad.
El origen del canto de la Sibil·la
Con la llegada del cristianismo, las Sibil·las tuvieron una cierta aceptación, pues se les reconoció un espíritu profético inspirado por Dios. Todo esto cambió en el año 389 d.C. cuando el emperador Teodosio I se convirtió al cristianismo e hizo quemar el Libro “Libros sibilinos” que era un compendio de oráculos antiguos, de profecías oscuras. A partir de aquí la Sibila clásica inicia su decadencia.
En el siglo V d.C. ocurre un hecho importante para la creación de la Sibila actual. El obispo de Cartago, Quodvultus, escribe un sermón llamado “Iudici signum” o Sermón del Símbolo. Está basado en el Apocalipsis y se le puede considerar verdadero antecedente de nuestra Sibil·la. Este sermón tuvo mucho éxito y empezó a leerse en todas las iglesias de Europa durante la misa de Navidad, hasta que el Concilio de Trento lo censuró. El canto de la Sibila llega a Mallorca en 1229 con la conquista de Jaime I.
Al principio no se cantaba, sino que el obispo leía sobre el altar la “Novena Lección” y seis sacerdotes le contestaban con los versos del “Iudici signum» acompañados del coro parroquial. Es a finales del siglo XVIII cuando empieza a ser interpretada como la conocemos, si bien ha sufrido algunos cambios a lo largo de los años, pero básicamente su escenografía y música es la misma.
La Sibil·la era interpretada hasta hace unos años por niños, hoy ya la interpretan tanto niños como niñas, incluso jóvenes de ambos sexos, que tengan una voz con un registro que se adapte a las notas de su musicalidad, también antiguamente en los conventos y comunidades religiosas la cantaba algún miembro de la misma, comenzando a cuidar su voz semanas antes de Navidad para tener un resultado satisfactorio.
Terminar deseando un feliz año para todos, y que podamos disfrutar del canto de la Sibil·la durante muchos años.