En 1933, Mallorca se convirtió en un destino pionero para el turismo aéreo gracias a una innovadora propuesta: vuelos turísticos desde Barcelona con una visita exclusiva a las Cuevas de Porto Cristo. Estos viajes, que incluían un trayecto desde Son Sant Joan hasta una pista improvisada cerca de las cuevas, marcaron el inicio de una nueva era en el turismo balear, conectando la isla con el resto de la península por vía aérea.
Cada temporada es noticia la industria del turismo, verdadero motor de la economía balear. Se comenta, se escribe y se plantean toda clase de noticias sobre este, para muchos maná llegado desde el otro lado del mar. Son noticias la hostelería, los aeropuertos y todo lo relacionado con esta industria.
Los aeropuertos, desde aquellos lejanos años de finales de los años 40, han sido plataformas importantes para la llegada de turistas por este medio, que han ido aumentando de forma que ha sido necesaria la construcción y ampliación constante de un nuevo aeropuerto.
Pero poco se sabe o se olvida de los primeros turistas llegados en avión.
El piloto catalán Guillem Xuclà i Nin junto a una amiga
La idea salió del emprendedor piloto catalán Guillem Xuclà i Nin, socio desde 1919 del Real Aéreo Club de Cataluña, el cual le dotó de una beca para sacarse el título de piloto en el aeródromo de Getafe en 1921. Después de unos cuantos años volando en la Volatería (aeródromo de Barcelona) y en ocasiones colaborando con el otro gran piloto, Canudas, en 1933 se le ocurrió llevar turistas a Mallorca por vía aérea.
Para ello fundó la empresa Sociedad General Aero-Taxi Mallorca y adquirió en Inglaterra un avión bastante popular en aquella época y de una fiabilidad comprobada. Se trataba de un De Havilland Dragón Rapide, modelo DH89, bimotor Gipsy de 130 CV unitarios, de ocho plazas y con la particularidad de ser un avión que solo llevaba un puesto de pilotaje y, en consecuencia, un solo piloto (algo poco frecuente). Con matrícula EC-TAT.
De Havilland Dragón Rapide, modelo DH89
Así parece que, a partir de julio de 1933, comenzaron los viajes turísticos desde Barcelona a Mallorca, con destino en el espacio de Son Sant Joan, que aunque no era un aeródromo, había sido el lugar de algunas aventuras aéreas, comenzando por Salvador Hedilla en 1916, Colomer en 1921 y también Aeromarítima Mallorquina había tenido allí alguna actividad. En este campo de vuelo, Xuclà construyó un hangar para poder guardar su avión y también un pequeño taller.
Para hacer más atractivo el viaje a Mallorca, añadió al paquete turístico una visita a las Cuevas de Porto Cristo. El problema era el desplazamiento desde Son Sant Joan al Puerto de Manacor, pero Xuclà estaba decidido a que su empresa tuviera éxito y estaba dispuesto a superar los obstáculos. Resolvió que llevaría a los turistas desde Son Sant Joan hasta las grutas en avión. Para ello, se puso en contacto con el dueño de una finca llamada Es Regalo, cerca de Porto Cristo, para habilitar una pista de aterrizaje y operar desde allí, donde aterrizó por primera vez en agosto de 1933. Se realizaron varios viajes desde Barcelona e incluso con clientes de Palma y desde Son Sant Joan. No se tiene certeza de una cifra exacta, pero se habla de unos 25 viajes. También parece que se hicieron algunos vuelos a distintos pueblos de la isla.
En 1934, con la intención de abrir y promocionar en Mallorca una extensión de la escuela de pilotos del Real Aeroclub de Barcelona, se organizó en Son Sant Joan un festival aéreo en el que volaron algunos pilotos como Pérez-Esteve con una Tiger Moth y otros. Pero lo más llamativo fue el vuelo de Xuclà con su Dragón Rapide, con el cual realizó un “looping”, un ejercicio muy difícil de conseguir con un Dragón Rapide, pero Xuclà lo logró.
LAPE Líneas Aéreas Postales Españolas (1935)
En 1935, el proyecto fue perdiendo interés y se canceló. A principios de este año comenzaron a llegar los vuelos desde la península de LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas), compañía estatal que volaba unos días a la semana a Son Sant Joan, y ante la falta de cualquier infraestructura, optaron por comprarle a Xuclà su hangar, que fue utilizado durante toda la Guerra Civil y, al terminar esta, todavía prestaba servicio.
SIAI S.16 fue un hidroavión de pasajeros
En 1921, la Aeromarítima Mallorquina intentó implantar una línea aérea entre Barcelona y Palma para llevar el correo, periódicos y esporádicamente algún pasajero. Pero sería este proyecto de Xuclà el que, de alguna forma, guiaría el transporte de viajeros por aire hasta la llegada de LAPE en 1935.
Es de justicia un recuerdo del mundo del turismo para Guillem Xuclà, verdadero antecesor del mismo.
Sobre Guillem Xuclà
Guillem Xuclà Nin (Barcelona, 22 de febrero de 1902 – México, 1968) fue una figura destacada en la historia de la aviación catalana y pionero en el desarrollo de vuelos turísticos en Mallorca. Su pasión por la aviación comenzó en 1919 en el aeródromo de la Volatería y lo llevó a obtener su título de piloto en 1921 tras una beca en la Escuela Militar de Getafe. A lo largo de su carrera, Xuclà fue clave en la creación de la Escuela de Aviación de Barcelona y participó activamente en festivales aéreos y en la aviación publicitaria junto a Josep Canudas.
En 1933, fundó la Sociedad Aero-Taxi Mallorca, la cual impulsó los primeros vuelos turísticos a la isla, destacando las visitas aéreas a las Cuevas de Porto Cristo. Además de su papel como director técnico en varias empresas aeronáuticas, fue un emprendedor visionario que ayudó a establecer las bases del turismo aéreo en Baleares.
Durante la Guerra Civil, Xuclà formó parte de las Líneas Aéreas Postales Españolas y, tras el conflicto, se exilió en México, donde vivió hasta su fallecimiento en 1968.
