La Permacultura es una ciencia del diseño moral, con una ética que se basa en 3 principios: cuidado de la gente, cuidado de la tierra y compartir de manera equitativa. Con estas palabras define Permacultura, uno de los principales divulgadores a nivel nacional, José Ansoleaga, CEO de Permallorca que se dedica a diseñar paisajes mediterráneos, ayudando a emprendedores en regeneración ecosistémica y a profesionalizar sus servicios promoviendo la mentoría en Liderazgo Regenerativo.
Existen distintas maneras de diseñar en los diferentes climas. Por ejemplo, en la parte mediterránea tenemos la parte de montaña, la de llanura, costera; y dentro de la llanura, en la de secano, hay diversos recursos y necesidades para poder llevar una agricultura a buen término. Una agricultura que protege y nutre el suelo, que fomenta la biodiversidad, la cooperación entre plantas y las sucesiones en el tiempo.
Cuando una tierra está baldía, necesitamos acompañarla en un proceso ecosistémico en el que vamos ayudando, como si la tierra fuera un niño pequeño, a crecer hacia un nivel adulto, hacia una fase de madurez. Los suelos degradados son suelos que históricamente se ha desmineralizado mucho y explotado la tierra, lo que le hace volver a su fase más precaria, más pobre en nutrientes y en resiliencia. A través de la agroforestería o la agricultura sucesional, ayudamos a los suelos a complejizarse, a volverse más estables, a tener más capacidad de absorber las aguas de lluvia tormentosas del clima mediterráneo, a poder tener más carbono, más capacidad para microbiología y poder tener cultivos diversos a lo largo del año.
La Permacultura contra la desertificación
El 40% de la superficie del planeta Tierra son tierras áridas. 2 billones de personas, es decir, un cuarto de la población mundial, vive en esas tierras. Lo que el Sol calienta y evapora la humedad de la tierra es superior a lo que cae en pluviometría. En estos regímenes climáticos es muy importante saber cómo cultivar el suelo, cómo fomentar la vida a través de la agricultura en estas tierras. La desertificación comparada con la desertización es el proceso de los humanos desertificando el espacio en el que habitan. Los desiertos existen por naturaleza, pero la desertificación es un proceso antrópico, de la humanidad y del uso de la tierra.
En sus proyectos podemos observar paisajes con avenidas con gramíneas y cultivos anuales, líneas de agroforestal para fruta y producción, líneas con árboles de auxilio, de apoyo o fertilidad.
En el Mediterráneo tenemos un bioma (paisaje natural) de plantas perennes, que no pierda la hoja durante todo el año. Tienen hojas pequeñas que vaporizan poco, les protegen del sol y condensan el agua por la noche. De ese bosque natural, nosotros hemos implementado cultivos que mantenían los perennes y separaban los árboles unos de los otros, creando espacios para los cultivos anuales, ya que nuestra cultura es del pan (monocultivo, cereal y olivo).
Es un espacio donde hay evaporación, donde durante mucha parte del año no hay plantas vivas generando fotosíntesis (no llevando azúcares al suelo; pobre en nutrición). Sin embargo, el policultivo tiene diferentes fases con distintas floraciones, donde plantas perennes y caducifolias se van alternando y tienes productos a lo largo del año, no solo dos veces. En la agroforestería sucesional hay alta densidad, colaboración con individuos, plantas se ayudan entre ellas a crecer, condensando agua por las noches y protegiendo esa humedad del suelo durante el día.
El policultivo ofrece diferentes productos a lo largo del año, no solo tenemos árboles caducifolios que añaden hojarasca y nutrientes al suelo, sino que también tenemos perennes que protegen el suelo, condensan agua por la noche y ofrecen a polinizadores o fauna local, refugio y sustento.
En la agroforestería sucesional, en la parte de árboles frutales, unas plantas ayudan a otras a crecer. Se regeneran espacios que van a dar lugar a un tipo de bosque que van a cortar para cubrir y alimentar el suelo y que otros árboles más complejos puedan vivir. En la parte de las avenidas, los cultivos se hacen a ras de suelo, someramente. Solo se pasa una vez el arado si el suelo está muy compactado y nunca más se pasa el arado. Voltear la tierra no es beneficioso para la tierra y ararla cada año, tres o cuatro veces es como arañarnos la piel.
Necesitamos cubrir el suelo de materia orgánica y de plantas que generan fotosíntesis y azúcares complejos que añaden alimento para la vida en el suelo.
La Permacultura es la permanencia de esta cultura de protección de la tierra en el tiempo. Simboliza cómo entendemos a la naturaleza para acompañarla en sus procesos naturales y poder extraer en ese acompañamiento recursos para los humanos mientras protegemos y alimentamos el suelo.