En el corazón de Palma, los barrios de Sa Gerreria y Sa Calatrava esconden un valioso legado islámico. Su trazado laberíntico, diseñado para proteger del calor y preservar la privacidad, es un testimonio vivo de la rica herencia andalusí que marcó la historia de la ciudad.
Palma, 3 de diciembre de 2024.- El trazado laberíntico de los barrios de Sa Gerreria y Sa Calatrava, en el corazón de Palma, es un claro vestigio de la planificación urbana islámica, diseñada para proteger a los habitantes tanto del calor como de posibles ataques. Durante la época musulmana, estas calles estrechas y sinuosas servían para optimizar el flujo de aire fresco y garantizar la privacidad en las viviendas, un principio característico de las ciudades andalusíes.
Sa Calatrava, ubicada cerca de la Catedral y la Almudaina, era una de las zonas más prestigiosas de Madina Mayurqa. Este barrio albergaba a la élite musulmana y contaba con viviendas nobles que se organizaban en torno a patios interiores, protegidos del ruido y del calor. Las casas se construían en bloques compactos que favorecían la sombra en las calles, creando un microclima adecuado para el clima mediterráneo.
Por otro lado, Sa Gerreria, al noreste del casco antiguo, funcionaba como un espacio más comercial y artesanal. Su nombre actual se relaciona con los talleres de cerámica que se instalaron tras la conquista cristiana, pero el diseño urbano data del periodo islámico. Los zocos (mercados) y pequeños talleres seguían la tradición árabe de mantener las actividades comerciales y residenciales interconectadas.
Los sistemas hidráulicos en las calles
En ambos barrios, el agua era fundamental para la vida diaria y estaba integrada en el diseño urbano. Las acequias, o síquias, cruzaban estas áreas, llevando agua desde el torrente de Sa Riera hasta las viviendas y los huertos urbanos. Estos canales, esenciales para la agricultura y la higiene, eran gestionados colectivamente por la comunidad musulmana, destacando su avanzado conocimiento en ingeniería hidráulica.
Actualidad y legado
Hoy en día, pasear por las calles de Sa Gerreria y Sa Calatrava es adentrarse en la historia viva de Palma. Aunque los edificios actuales han sufrido modificaciones y reconstrucciones, el trazado original sigue siendo fiel al diseño islámico. Además, los patios interiores y la estrechez de las calles continúan ofreciendo un refugio del calor veraniego, evocando los principios de sostenibilidad que guiaron a los arquitectos musulmanes hace más de mil años.
Sa Gerreria y Sa Calatrava no son solo barrios; son testigos silenciosos de un tiempo en el que Palma fue un próspero centro de la cultura andalusí. Su legado nos invita a mirar hacia atrás con admiración y a preservarlo como parte integral del patrimonio de la ciudad.