Ya hace tiempo, recuerdo que me quedé en un pequeño estado de “shock” cuando me enteré de que la canción “Joan Petit”, que todo el mundo conoce en Mallorca, no era lo que parecía realmente. Me contaron que la canción describía metafóricamente la tortura a la que fue sometido Joanot Colom, uno de los líderes de la revuelta de las «Germanies» de Mallorca, antes de ser descuartizado y repartido entre diferentes lugares de Palma, como por ejemplo la Plaça de la Porta Pintada, a modo de advertencia. Aunque es verdad que podríamos encontrar muchos paralelismos entre esta versión y la historia original, en realidad no fue exactamente así.
Pero primero, un poco de contextualización.
Tendríamos que situarnos a finales del siglo XVI, momento en el que las clases populares y campesinas de Occitania (región del sur de Francia) empezaban a protestar contra el gobierno francés del momento. El país se había ido empobreciendo y endeudando como consecuencia de la gran cantidad de guerras que había tenido que mantener en los últimos años. Por eso, la nobleza, avalada por el rey Enrique IV, no dejaba de oprimir y subir los impuestos y rentas a los campesinos que, además, a menudo tenían que mantener a las tropas del rey cuando pasaban por sus tierras de camino a la guerra contra los Austrias españoles. Frente esta situación se inició la Revuelta de los Crocantes «Jacquerie» que, de manera muy intermitente, duró desde el año 1594 hasta el año 1707, con objetivos que iban variando ligeramente.
Recreación de la Jacquerie, el levantamiento popular francés de la Edad Media (Autor: Vaumort, Édouard)
Dentro de este contexto entra en escena Joan Petit, líder de la sublevación dada en el año 1643 en Vilafranca de Roergue, justo cuando murió el rey Luis XIII y fue substituido por su hijo, Luis XIV. Las presiones de esta revuelta hicieron que las reivindicaciones de los crocantes fueran avanzando con éxito hasta que, unos meses después, fueron derrotados y la mayoría capturados por las tropas reales. Entre ellos, evidentemente, Joan Petit, quien fue torturado y ejecutado públicamente -como era típico en el momento, para que todo el mundo aprendiera la lección- mediante la tortura de la rueda, que consistía en -perdón por los detalles- atar al detenido en una rueda grande de carro para irle rompiendo y dislocando los huesos con un palo hasta causar su muerte.
Por lo tanto, después de esta introducción y relacionarla con las partes del cuerpo que se citan en la canción, ya nos lo podemos imaginar: estos hechos fueron los que, después de muchos años de evolución, transmisión y, sobretodo, endulzamiento -en el caso de la versión que conocemos en Mallorca-, dio lugar a la canción que todos nos sabemos, hemos cantado y hemos bailado en la isla.
El Corpus de Sang, de Antoni Estruch (1907)
Pero esto no ha pasado igual en todas partes. Por ejemplo, podríamos deducir que en las tierras occitanas actuales, la versión que conocen es más fiel a la canción original, tanto por su ritmo como por su melodía. Además, deja entrever mejor la historia de Joan Petit ya que, por ejemplo, se dice literalmente que «Joan Petit que dança per lo rei de França».
Esta versión puede escucharse en el siguiente video, interpretada por Nadau, grupo de folk de la Vall d’Aran, junto con su tema Auròst tá Joan Petit (Requiem para Joan Petit), que como puede verse si leemos la letra -escrita en aranés-, se describen muy bien los hechos a modo de crónica. Los dos temas empiezan a partir del minuto 2:12, momento en que acaba la introducción hablada.
Pero si todo esto no fuera suficiente, aún hay más curiosidades relacionadas con Joan Petit. Según plasmó el reconocido folklorista Joan Amades en el tomo dedicado al cancionero de sus libros sobre el Folklore de Catalunya, la canción se hizo tan popular que se expandió a lo largo de los Pirineos y más allá de la costa Atlántica (sic), hasta llegar a algunas zonas de Euskadi -donde se conoce con el nombre de Ipurdi– y hasta América del Sur después de la emigración dada a principios del siglo XX.
Según la explicación de Joan Amades, la canción se bailaba durante el Carnaval de dos maneras diferentes, y hasta una de ellas se convirtió en baile erótico.
La descripción de la primera versión es la que nosotros conocemos, ya que se explica que consistía en cantar la canción mientras se iban tocando las partes del cuerpo así como van citándose durante la misma, y/o las hacían tocar en el suelo. Pero en la segunda versión, el juego consistiría en ir quitándose piezas de ropa en cada estrofa hasta quedarse a cuerpo desnudo, momento en que se empezaría a bailar y saltar de manera poco agradable e indecente (sic). Con esto, otra vez nos encontramos con una versión muy distante a la que conocemos. ¿Quién lo habría dicho?.
Podéis leer este texto y otros más en el blog personal de Domingo Bonnín
Ilustración de portada de Roger Padilla en el libro El Cançoner de Tothom, de Albert Puig.