En la actualidad, inmersos en la práctica de la religión al WhatsApp, despojados de nuestra armadura protectora si por algún motivo salimos a la calle sin nuestro inseparable teléfono móvil, hemos hecho de este objeto, más que un instrumento para facilitar nuestra vida, se convierte ocasionalmente en un lastre que la condiciona.
La personas nacidas a partir de 1970 conocieron unas comunicaciones modernas, en rápida evolución; de la telefonía analógica a la digital, llegando a las comunicaciones por satélite. En esta carrera de finales de la década de los 80, llegaron los deseados teléfonos móviles que dieron un impulso a la telefonía personal. Poco a poco se fue abandonando el teléfono familiar fijo ubicado en el domicilio para abrazar el sistema de telefonía móvil. Sus prestaciones fueron evolucionando de tal forma que, hoy en día, con un móvil se pueden realizar gran cantidad de operaciones, haciéndose imprescindible para el día a día de la vida moderna.
Pero si echamos la vista atrás, para fijarnos en la implantación del teléfono en la sociedad, veremos que es un invento relativamente joven ya que data de 1876 ingeniado por Graham Bell. Como podemos suponer, el primer aparato que se patentó no tenía la operatividad para poder dar un servicio público medianamente eficiente, para ello se tuvo que esperar unos pocos años y que se desarrollara el proyecto.
En el año 1889 no existía ninguna empresa que diera un servicio del recién inventado teléfono. En Palma, un industrial, el sr. Zavaleta montó en la calle De La Luz (carrer del Llum, una callejuela formada por una isleta que había en la plaza de Cort y el lado norte de la misma), una centralita telefónica (como podemos suponer atendida por señoritas de la ciudad) para dar servicio local a unas decenas de abonados. Este servicio se fue desarrollando de una forma lenta, ya que en aquella época, el teléfono se iba implantando a nivel mundial.
Servicio telefónico
En 1902 hay un cambio de contratista al vender el sr. Zavaleta su negocio al sr. Batet y en estos momentos había unos 270 ó 300 abonados en toda la ciudad. Durante la segunda década del siglo XX hubo un intento de implantación del teléfono a nivel insular que no tuvo un éxito total, pero si parcial pues se consiguió implantar el servicio en varios pueblos e incluso la intercomunicación entre algunos de ellos y con la ciudad.
Todo esto cambio en 1924 con el nacimiento de la Compañía Telefónica Nacional de España, con capital extranjero, que adquirió y aglutinó todas las empresas dedicadas al negocio. En Palma la centralita siguió en la Calle de la Luz hasta el año 1931 cuando se inaugura la central del Borne por la CTNE. El día 24 de febrero de este año se inauguró esta central que representó la posibilidad de disfrutar del teléfono automático interurbano y con la península a través de una estación de radiotelefonía.
La construcción de la nueva central y la nueva red (subterránea) automática urbana se había empezado a construir en 1929. Se instaló una central automática Tipo Rotary fabricada por Standard Eléctrica y se planificó para dar servicio a toda la ciudad, cosa que hizo perfectamente hasta los años sesenta en que se inauguró la central de Terreno. A partir de aquí ya habría un desarrollo sectorial con la construcción de una serie de centrales; Molina, Levante , C’an Pastilla y Avenidas.