Desde la Madina Mayurqa islámica hasta la Palma renacentista, la muralla de la ciudad protegió enclaves como la Almudaina y la Catedral, marcando el trazado urbano durante siglos. Su derribo a principios del siglo XX transformó radicalmente la ciudad, permitiendo su expansión y dejando vestigios que aún hoy pueden encontrarse en lugares como el Baluard de Sant Pere y el Parc de la Mar.
Madina Mayurqa, 30 de enero de 2025. Antes de que Palma fuera una ciudad fortificada con imponentes murallas renacentistas, ya existía un sistema defensivo en la época islámica. Durante el período de Madina Mayurqa (902-1229), Mallorca formaba parte de Al-Ándalus y su capital, Palma, era un importante núcleo comercial, cultural y estratégico en el Mediterráneo occidental.
La muralla islámica: una defensa estratégica
Con la llegada de los musulmanes a la isla en 902, bajo el emirato de Córdoba, se estableció Madina Mayurqa, un enclave fortificado que contaba con una sólida muralla de origen romano. Sin embargo, a medida que la ciudad crecía y se convertía en un centro comercial de referencia en el mundo islámico, la necesidad de reforzar sus defensas se hizo evidente.
Las primeras mejoras de la muralla fueron impulsadas en el siglo X por el califato de Córdoba, consolidando la estructura defensiva con torres de vigilancia, puertas fortificadas y un perímetro reforzado. Posteriormente, en el siglo XI, con la desintegración del califato y el surgimiento de los reinos de taifas, la isla pasó a formar parte de la Taifa de Denia, y la ciudad se vio obligada a mejorar su sistema de fortificación.
En este período, Madina Mayurqa contaba con un doble recinto amurallado:
- La Alcazaba o Al-Qasr: Se ubicaba en la actual zona del Palacio de la Almudaina y la Catedral. Era el núcleo defensivo más fuerte, residencia del gobernador y punto estratégico en caso de ataque.
- La muralla exterior: Rodeaba la ciudad y se extendía hasta el puerto, protegiendo los barrios, zocos y mezquitas de la ciudad islámica.
Las murallas de Madina Mayurqa estaban construidas con tapial y piedra, y en algunos puntos reutilizaban materiales romanos. Además, la ciudad contaba con un sistema de atalayas y torres de vigilancia a lo largo de la costa y en puntos estratégicos del interior para detectar posibles ataques de piratas normandos y cristianos.
Restos islámicos en es Baluard de Palma / Manu Mielniezuk para Diario de Mallorca
Las puertas de Madina Mayurqa
Las murallas islámicas tenían varias puertas principales que permitían la entrada y salida de la ciudad. Algunas de las más importantes fueron:
- Bab al-Kahl (Puerta de la Acequia): Ubicada cerca de la actual Plaza de Cort, conectaba con el sistema hidráulico de la ciudad.
- Bab al-Saha (Puerta de la Plaza): Se situaba en el área de la actual Plaza Mayor, dando acceso a la parte más comercial de la ciudad.
- Bab al-Bahr (Puerta del Mar): Se abría directamente al puerto y al mar, facilitando la llegada de mercancías y barcos mercantes.
- Bab al-Jadid (Puerta Nueva): Una de las últimas incorporaciones a la muralla, daba acceso a los caminos que llevaban hacia el interior de la isla.
Dentro de la ciudad, las calles eran estrechas y laberínticas, siguiendo el trazado característico de las ciudades islámicas. Había baños públicos (hammam), mercados (zocos) y una gran mezquita mayor, que se encontraba en el mismo lugar donde hoy está la Catedral de Palma.
Torres de Algumara
El declive de la muralla islámica y la conquista de Mallorca (1229)
Durante el siglo XII, la isla vivió un período de inestabilidad política, debido a las disputas entre los almohades y los gobernantes locales. Esto debilitó las defensas de Madina Mayurqa, que ya había sufrido ataques de flotas cristianas en varias ocasiones.
El 2 de diciembre de 1229, las tropas del rey Jaume I de Aragón sitiaron la ciudad, iniciando un asedio que duró varias semanas. La muralla resistió inicialmente, pero el 31 de diciembre los catalanes lograron abrir una brecha cerca de Bab al-Kahl, permitiendo la entrada de los soldados cristianos.
Con la caída de Madina Mayurqa, la muralla islámica fue parcialmente destruida y las puertas fueron renombradas o reconstruidas. La Almudaina pasó a ser un palacio real cristiano y la mezquita mayor fue transformada en una iglesia provisional antes de la construcción de la actual Catedral de Palma.
Legado islámico en la muralla posterior
A pesar del derribo de gran parte de la muralla islámica tras la conquista cristiana, algunos elementos de la antigua fortificación fueron reutilizados en las murallas medievales y renacentistas que se construyeron más tarde. Algunos vestigios del pasado islámico aún pueden encontrarse en:
- El Palacio de la Almudaina, que conserva estructuras originales de la antigua alcazaba.
- Los baños árabes de Palma, una de las pocas edificaciones musulmanas que han sobrevivido.
- Restos de la muralla islámica en la Plaza del Temple, visibles en algunos tramos arqueológicos.
El derribo de las murallas medievales y renacentistas en el siglo XX marcó el fin de la Palma amurallada, pero la huella de Madina Mayurqa sigue presente en el trazado urbano y en algunos restos que aún resisten el paso del tiempo.