En el barrio del Jonquet de Palma, los icónicos molinos de viento, testigos de siglos de historia y tradición, siguen marcando el horizonte de la ciudad. De los siete originales, hoy solo quedan cinco en pie, formando parte de un conjunto histórico que simboliza el alma marinera e industrial de Mallorca.
Palma, 23 de diciembre de 2024. En el barrio del Jonquet, situado sobre un talud natural con vistas al mar, se alzan los molinos de viento, un conjunto emblemático que define el horizonte de la ciudad. Sin embargo, de los siete molinos que antaño dominaban esta panorámica, hoy solo quedan cinco. Los molinos del Jonquet no solo son testigos de la historia industrial de Mallorca, sino que también han estado en el centro de debates sobre su conservación y reconstrucción.
Un legado desde el siglo XIV
El primer molino documentado en la zona data de 1339, aunque no es hasta el siglo XVIII cuando se llega al conjunto de siete molinos que formaban este icónico paisaje. Cada molino, al cambiar de propietario, adquiría un nuevo nombre, lo que ha permitido rastrear su historia a través de mapas y documentos antiguos, como el plano de 1644 del canónigo Antoni Garau o el grabado de Lorenzo Muntaner de 1831.
Los siete molinos originales eran:
- Molí d’en Garleta
- Molí del Nom de Déu
- Molí d’en Toni Trossos (hoy desaparecido)
- Molí d’en Carreres
- Molí de sa Garriguera
- Molí d’en Celos
- Molí d’en Moll (derribado en 1975)
Estos molinos, dedicados principalmente a la molienda de grano, estaban acompañados de silos para almacenamiento, algunos de los cuales todavía se conservan. Su emplazamiento sobre el acantilado no solo facilitaba la captación del viento, sino que también les otorgaba una función de vigilancia y defensa estratégica.
Una arquitectura singular
Los molinos del Jonquet pertenecen al grupo arquitectónico de molinos con base, que combina funcionalidad con habitabilidad. Cada torre cilíndrica, construida con mampostería de piedras y mortero, alcanza los ocho metros de altura y posee muros de casi 90 cm de grosor. Las bases se utilizaban como vivienda para los molineros y almacenes, adaptándose a diferentes diseños según las necesidades y épocas de construcción.
La maquinaria, completamente de madera y hierro, constaba de seis aspas y un complejo sistema de engranajes que permitía ajustar la dirección del molino al viento. Aunque su actividad cesó en el siglo XX, los restos de esta tecnología son un testimonio del ingenio técnico de la época.
El ocaso de los molinos
El Molí d’en Moll fue el primero en desaparecer, siendo derribado en 1975 tras años de abandono. El Molí d’en Toni Trossos, afectado por un terremoto en 1851, quedó reducido a su base y silo, que hoy es sede de la asociación de vecinos. El resto de los molinos han sobrevivido en diferentes estados de conservación, aunque algunos se han convertido en locales nocturnos, como el Molí de sa Garriguera, que fue un famoso cabaret en la década de 1950.
Un esfuerzo por preservar su legado
En 1993, el Ayuntamiento de Palma adquirió el Molí d’en Garleta, que fue restaurado en 1995 y convertido en el Museo de los Molinos, dedicado a la historia de estas estructuras tradicionales. Por su parte, el Molí del Nom de Déu fue rehabilitado en 1987 y transformado en un centro cultural. Sin embargo, otros molinos permanecen en estado precario, como el Molí d’en Celos y el Molí d’en Carreres.
En los últimos años, la Asociación de Amigos de los Molinos de Mallorca ha solicitado la reconstrucción de los dos molinos desaparecidos, basándose en documentación detallada que permitiría recuperar su diseño original. Esta propuesta fue aprobada por unanimidad en el Consejo Histórico de Palma.
Declaración como Conjunto Histórico
En reconocimiento a su importancia cultural, los molinos del Jonquet han sido declarados Conjunto Histórico. Además, su inclusión en la lista de los 100 monumentos más amenazados del mundo por la World Monuments Fund en 1995 atrajo apoyo internacional, incluyendo una donación de 50.000 dólares de American Express destinada a su restauración.
El futuro de los molinos del Jonquet
La conservación de estos molinos no solo implica preservar su estructura, sino también mantener viva la memoria de una actividad industrial que definió la economía y el paisaje de Mallorca durante siglos. El compromiso de las instituciones y asociaciones locales es crucial para garantizar que este conjunto único continúe siendo un símbolo de la ciudad.
Los molinos del Jonquet, guardianes del tiempo y del viento, permanecen como un emblema del alma marinera de Palma, conectando a sus habitantes con su historia y ofreciendo un recordatorio constante de la necesidad de preservar el patrimonio para las futuras generaciones.