Las excavaciones de 2001 revelaron parte del antiguo baluarte islámico y cristiano en la calle Sant Miquel, escenario clave en la conquista de Madina Mayurqa por Jaime I.
Palma, 21 de abril de 2025.- En el número 66A de la calle Sant Miquel de Palma se conserva a la vista de los viandantes uno de los vestigios más significativos y olvidados de la historia urbana de la ciudad: los restos del antiguo bastión de Santa Margarita, una construcción defensiva de origen medieval que formó parte del sistema amurallado de Madina Mayurqa y fue testigo directo de la conquista cristiana de 1229.
Este enclave, conocido en época islámica como Bab-al-Kofol, fue una de las principales puertas de acceso a la ciudad, y por ella entraron las tropas del Rey Jaime I el 31 de diciembre de 1229, en un momento que cambiaría para siempre el devenir de la isla. Tras la toma de la ciudad, la puerta fue renombrada como Puerta de la Conquista, Porta Pintada o Santa Margarita, y reforzada posteriormente con un bastión circular construido alrededor de 1290 para asegurar su defensa, del cual aún se conserva parte de su base.
Las excavaciones arqueológicas realizadas en 2001 junto a la iglesia de Santa Margarita, en el enclave conocido como “La Raconada”, permitieron sacar a la luz esta estructura, que había permanecido enterrada durante siglos. Su recuperación permitió redibujar parte del mapa defensivo de la Palma medieval, justo en el punto donde se cruzaban las murallas islámicas y cristianas.
De muralla islámica a baluarte renacentista
La evolución de esta zona de la ciudad refleja el cambio de estrategias militares a lo largo de los siglos. En época musulmana, Bab-al-Kofol marcaba el límite norte de Madina Mayurqa. Con la expansión cristiana y el paso del tiempo, las fortificaciones fueron reforzadas y modificadas para adaptarse a nuevas amenazas, especialmente durante los siglos XV y XVI, cuando el Mediterráneo sufría constantes incursiones piratas y conflictos internacionales.
Así, en el siglo XVI se levantó la muralla renacentista, siguiendo modelos italianos, y se construyó un nuevo baluarte de Santa Margarita frente a la puerta original, que quedó anulada como acceso y pasó a ser interior. Este cambio, además de potenciar la defensa de la ciudad, generó confusiones que perduran hasta hoy sobre la ubicación de la verdadera Porta Pintada, ya que más adelante se levantó una nueva puerta del mismo nombre en la actual Plaça d’Espanya.

Panorámica antigua de la Calle San Miguel a la altura de la Puerta de Santa Margarita

Panorámica actual de la Calle San Miguel a la altura de la Puerta de Santa Margarita
Destrucción y pérdida patrimonial
A pesar de su valor histórico, la antigua puerta de Santa Margarita fue demolida en febrero de 1912 durante una reforma urbanística que supuso la desaparición de gran parte de la muralla medieval de Palma. La destrucción de la puerta se llevó a cabo de noche, pese a haber sido declarada Monumento Nacional por un Real Decreto en 1908, lo que provocó una fuerte polémica política y social, con dimisiones incluidas. La pérdida fue tan irreversible que ni los intentos posteriores de restauración lograron devolverle su aspecto original.

Local en donde se ubican los restos del bastión
Un patrimonio por redescubrir
Hoy, pocos conocen la existencia de estos restos en plena calle Sant Miquel, que pueden observarse tras una verja de cristal. No existe apenas señalización ni contextualización histórica para los transeúntes, a pesar de tratarse de uno de los puntos más antiguos y simbólicos del urbanismo palmesano. Este lugar no solo representa un hito de la arquitectura militar, sino también la puerta de entrada al Reino de Mallorca cristiano.
En un momento en que se impulsa la recuperación de la memoria histórica y el patrimonio oculto de la ciudad, los restos del bastión de Santa Margarita reclaman una puesta en valor que dignifique su relevancia. Iniciativas como señalización interpretativa, visitas guiadas o una integración museográfica con la iglesia de Santa Margarita serían pasos importantes para devolver a la ciudadanía el conocimiento de su historia y el legado de una puerta que una vez marcó el destino de toda la isla.