La festividad de Sant Antoni Abat, profundamente arraigada en la Part Forana de Mallorca, combina tradición, fuego y gastronomía en una celebración que une a pueblos como Sa Pobla, Artà y Manacor. Entre dimonis, foguerons y la deliciosa espinagada, esta fiesta honra al patrón de los animales mientras preserva la rica identidad cultural mallorquina.
Mallorca, 16 de enero de 2024. Cada 17 de enero, los pueblos de la Part Forana de Mallorca se transforman para celebrar una de las festividades más emblemáticas de la isla: Sant Antoni Abat, patrón de los animales y símbolo de protección y renovación. Esta fiesta, profundamente arraigada en la cultura mallorquina, combina elementos religiosos, gastronómicos y de folclore, como los dimonis, los correfocs y la tradicional espinagada, convirtiéndose en un evento que une a comunidades enteras en torno al fuego y la tradición.
El origen de la festividad de Sant Antoni
La devoción a Sant Antoni Abat en Mallorca se remonta a la Edad Media, cuando la iglesia promovía la veneración de este santo como protector de los animales de carga y de trabajo, esenciales para la economía agraria de la isla. En los pueblos, los campesinos llevaban sus animales a bendecir frente a la iglesia, rogando por su salud y productividad durante el año.
Con el tiempo, esta festividad adquirió un carácter popular y festivo, sumando elementos folclóricos que reflejan la riqueza cultural de la Part Forana.
Aunque la festividad se celebra en toda Mallorca, algunos pueblos de la Part Forana destacan por la intensidad y singularidad de sus celebraciones. Algunos de los más emblemáticos son:
Foto de Guillem Bosch para Diario de Mallorca
Sa Pobla
- Considerado el corazón de la festividad, Sa Pobla se llena de foguerons (hogueras), música y gloses (canciones improvisadas de contenido humorístico o satírico).
- Los dimonis, con sus máscaras y trajes coloridos, recorren las calles provocando a los asistentes y danzando al ritmo de los xeremiers (gaiteros tradicionales).
- Es famosa la gran bendición de animales que se realiza en la plaza del pueblo, una de las más concurridas de la isla.
Artà
- En Artà, los foguerons se encienden por todo el pueblo, y las casas compiten por ofrecer la mejor comida y bebida a los asistentes.
- Los dimonis tienen un papel central, realizando danzas y persecuciones que simbolizan la lucha entre el bien y el mal.
Manacor
- En Manacor, las celebraciones se caracterizan por una mezcla de solemnidad y diversión, con procesiones religiosas y correfocs que iluminan la noche.
- Los foguerons son lugares de encuentro donde los vecinos asan sobrassada y botifarrons, compartiendo comida y bebida hasta altas horas.
Los dimonis son uno de los símbolos más característicos de Sant Antoni. Representan las tentaciones que el santo enfrentó durante su vida, y su presencia aporta un elemento teatral y simbólico a la fiesta. Vestidos con trajes llamativos y máscaras, los dimonis protagonizan danzas rituales y escenificaciones en torno al fuego.
Foto de Biel Capó para Diario de Mallorca
El correfoc, un espectáculo pirotécnico donde los dimonis recorren las calles lanzando chispas y llamas, es uno de los momentos más esperados de la celebración. Este evento combina música, fuego y una interacción intensa con el público, creando una atmósfera mágica y vibrante.
La gastronomía y los rituales de Sant Antoni
Uno de los elementos más icónicos de la festividad es la espinagada, un plato típico de esta época. Este pastel salado, elaborado con masa de pan y relleno de espinacas, anguila o carne, es un símbolo de la gastronomía mallorquina y un imprescindible en las celebraciones de Sant Antoni.
Además de la espinagada, las parrillas de los foguerons se llenan de productos locales como sobrassada, botifarrons y panades, que los asistentes disfrutan mientras comparten historias y canciones.
Los foguerons son el corazón de la fiesta. Estos grandes fuegos, encendidos en plazas y calles, representan la purificación y la renovación. En torno a ellos, la comunidad se reúne para cantar gloses, bailar y compartir comida y bebida. La luz de los foguerons ilumina la noche, creando un ambiente de calidez y fraternidad.
La festividad de Sant Antoni no es solo una celebración, sino también una expresión de la identidad mallorquina. En cada canto, cada fogueró y cada danza de los dimonis, se mantiene viva una tradición que ha unido a las comunidades durante generaciones. Este 17 de enero, los pueblos de Mallorca volverán a vibrar con el espíritu de Sant Antoni, demostrando que, en la isla, la tradición no solo se conserva, sino que se vive con pasión.