José Linares pisa tierra firme tras una dura primera etapa de la Mini Transat 2021
El navegante mallorquín José Linares (Palma, 1977) ha culminado ya la primera etapa de la Mini Transat 2021, exigente regata transoceánica en solitario en la que participa en representación del Club Nàutic Sa Ràpita. Junto al resto de la flota, formada en el momento de su salida por 90 participantes de 14 nacionalidades, ha navegado desde Les Sables d’Olonne, en la Bretaña francesa, hasta la isla de La Palma, en Canarias, y se prepara ahora para la segunda etapa, que le llevará hasta Guadalupe, en el Caribe.
En concreto, Linares alcanzó la
costa canaria el pasado domingo a las 14.20 horas, tras recorrer las 1.350
millas de la etapa en 12 días, 22 horas, 50 minutos y 50 segundos y situándose
en el puesto 54 de la clasificación. El
cansancio y la dureza del atlántico no han podido con Linares, quien contento
por haber conseguido terminar la etapa, se ha encontrado con una realidad más
dura aún, la de tener que revisar infinidad de elementos, piezas y solventar
roturas serias con las que ha tenido que convivir durante su travesía.
“Son etapas muy diferentes en cuanto a navegación: aunque la primera es más corta, frente a los entre 17 y 20 días que requiere la segunda, el recorrido pasa por el temido Golfo de Vizcaya en pleno mes de octubre, el paso de Finisterre y todo el descenso por la costa portuguesa. Nada que ver con la navegación en la ‘autopista de los alíseos’ de la segunda etapa”, advertía ya Linares pocos días antes de embarcar.
En efecto, esta primera etapa ha estado marcada por la dureza de las condiciones meteorológicas, “El atlántico me ha enseñado su lado más salvaje en toda la cara y con la mano abierta, no sabía que fuese tan duro, ha habido momentos que no han sido divertidos”, asegura Linares, ya desde tierra y habiendo descansado tras su llegada. Recordemos que la organización recomendó buscar refugio en los puertos del litoral gallego al alcanzarse rachas de más de 55 nudos. Para más inri, se ha registrado además algún ataque de orcas a embarcaciones participantes.
Sea como sea, una vez superado el paso de Finisterre, Linares ha realizado, junto a su “Vamos, Vamos” un ágil descenso al sur peinando la costa portuguesa con unas condiciones de viento infinitamente más flojas que la de las primeras jornadas, arañando millas y posiciones en esta dura primera etapa de una regata que a bordo, tras conversar con el regatista del CN Sa Ràpita, ha tenido que ser durísima al comprobar que Linares navegó casi desde la primera jornada con roturas serias en la caña del timón, drizas y una burda rotas, pala del timón partida en dos, tornillos de inox que se hacían pedazos “de cuajo”. Queda claro que esta regata, de mini, solo tiene el nombre y el tamaño de las embarcaciones.
La Mini Transat es, sin duda, una de las regatas transoceánicas más exigentes del mundo. En concreto, es la prueba de categoría oceánica con barcos más pequeños, de 6,5 metros de eslora por 3 de manga, sin ningún tipo de comodidad en su interior y sin posibilidad de utilizar cartografía electrónica ni comunicación exterior, más allá de un parte meteorológico diario proporcionado por radio por la organización. En estos momentos, la flota descansa en Santa Cruz de la Palma, situada al este del volcán que está asolando el oeste de esta Isla, por lo que ni los navegantes ni las embarcaciones corren peligro alguno.