El Plan estratégico municipal de prevención de las adicciones (PEMPA) nace con un enfoque de diseño colaborativo, generando redes y alianzas que trabajan por un impacto positivo en salud y prevención de las adicciones en nuestra ciudad. Es estratégico porque pretende tener una mirada ancha y de prevención puesto que intentará, con las limitaciones que tiene, trabajar desde el ámbito municipal para evitar que las personas lleguen a ser adictas. No se crea como continuación o reedición de otro plan de drogas, sino como un nuevo capítulo de la lucha contra las adicciones en Palma. Antes del PEMPA, en nuestra institución han surgido iniciativas que van en la misma línea, como el Consejo de la Infancia o la campaña «En Palma, menores 0,0», que coordinaba las áreas municipales en la prevención del consumo del alcohol de los menores de edad y jóvenes en el municipio, unas iniciativas que se han incorporado a este plan. Además, está en sinergia con las actuaciones de la Plataforma por un Ocio de Calidad de las Islas Baleares (POQIB) desde hace años y también con otras políticas sociales y de salud que quieren poner en el centro la prevención en los jóvenes.
Vivimos en un mundo cambiante y es urgente que las políticas sociales y de salud asuman estos cambios. Los factores de riesgo vinculados a las adicciones a nuestra sociedad han aumentado durante las últimas décadas y de cada vez más son una amenaza para la juventud. Palma no es ajena a estos cambios y el consumo en nuestra ciudad supone un problema social y de salud de gran tamaño que requiere ser abordado. Si la prevención de las drogas principales como el alcohol, el tabaco o el cannabis ya suponía un reto, ahora estamos ante un número creciente de recursos tecnológicos que contienen potenciales adictivos, así como elementos facilitadores de conductas violentas o sexistas. Ahora toda la ciudadanía debe afrontar la gestión del uso de las tecnologías digitales, también nuevos emplazamientos como son las casas de apuestas y nuevas formas de acceso a una diversión tóxica centrada en el consumo de drogas y otras conductas de riesgo. La prevención de calidad en el ámbito del ocio es la dimensión que nos permite afrontar estos retos, conjuntamente con otras dimensiones como la investigación, el entorno y otras que nos permiten abordar este problema de forma colectiva.
Las experiencias de éxito y las diferentes ciencias implicadas muestran que es necesario un enfoque comunitario integral, con la participación activa de todos los sectores sociales. Son muchos los factores a considerar en la prevención de las adicciones: individuales, familiares, ambientales, económicos y sociales; así como también los avances sociales, tecnológicos, comerciales y políticos. Todos tienen un impacto medible sobre el consumo de drogas y los hábitos en el uso y/o el abuso de las tecnologías digitales, y, por tanto, sobre los riesgos para la salud que estas actividades implican. Algunos de estos factores son muy resistentes al cambio, mientras que otros, sobre todo los relacionados con la regulación, se pueden modificar más fácilmente para obtener notables mejoras en salud pública.
Lo que está en juego es el futuro de la ciudadanía que ahora son niños, adolescentes y jóvenes. Por esta razón hay que mirar a estos colectivos y actuar desde la responsabilidad de cada sector implicado. La prevención de las adicciones concierne a varios campos de
las políticas públicas, y necesita una nueva mirada hacia la salud pública y la cohesión social. Las personas jóvenes deben ser mucho más que las receptoras del impulso preventivo; deben ser las que más contribuyan a construir este camino, las que aprendan de una gobernanza cohesionada, entre sectores y disciplinas, como eje primordial por a avanzar en política preventiva. Sabemos que la participación de los jóvenes no es la norma y que no será fácil, pero las dinámicas actuales en el ámbito de la participación juvenil no deben ser un obstáculo, sino un reto. Debemos movilizar a los jóvenes contra un asunto que les afecta directamente, sabiendo que sin ellos no podremos dar respuesta a ésta problemática.
La prevención de consumos con potencial adictivo exige inteligencia social. Es necesario ver, más allá de los fenómenos, las consecuencias que éstos suponen. Para ello se requiere la colaboración y el apoyo mutuo entre personas, entidades e instituciones. Por eso el PEMPA nace y se desarrolla desde la vertiente de la coproducción, y el compromiso entre personas y organizaciones hacia el bienestar social. Una de las novedades es la importancia de la investigación. Mediante la producción de información cualitativa y cuantitativa se podrán debatir y pensar estrategias para afrontar el diagnóstico continuo que intentará alcanzar este plan.
El PEMPA debe ser una herramienta útil y colectiva para todos los que compartimos que la salud pública y los problemas sociales derivados de las adicciones se pueden abordar desde una perspectiva preventiva.
Animamos a todas las personas, organizaciones e instituciones que han colaborado para que el PEMPA sea una realidad y que son un ejemplo de liderazgo, así como otros que se quieran sumar, a hacer suyo el PEMPA y participar con nosotros en su ejecución.