Porto Pí, un enclave estratégico y emblemático de Palma, ha sido escenario de conquistas, transformaciones y acontecimientos históricos a lo largo de los siglos. Su evolución, desde un puerto militar clave hasta un moderno centro de actividades comerciales y recreativas, refleja la rica historia de Mallorca.
Palma, 26 de noviembre de 2024. Porto Pí ha ocupado un lugar central en la historia de Mallorca desde su conquista en 1229 por Jaime I. Este puerto, mencionado como «Port de Pi» en el Libro del Repartimiento de Mallorca, se consolidó como un punto estratégico para operaciones militares, lo que quedó evidenciado en 1343, cuando Pedro IV de Aragón utilizó su flota en el puerto durante la campaña para reincorporar el Reino de Mallorca a la Corona de Aragón.
Con los años, Porto Pí sufrió múltiples ataques, como el genovés de 1412, lo que motivó a reforzar sus defensas con la construcción de torres. La más emblemática de ellas, la Torre de Peraires, recibió su nombre por la cadena que cerraba la cala durante la noche. En 1443, esta torre contaba con un arsenal significativo para la época: bombardas, buçons, ballestas y lanzas, reflejo de la importancia militar del enclave.
La Baja Edad Media estuvo marcada por esfuerzos constantes para mantener el puerto funcional. Las autoridades limpiaban los sedimentos del fondo y promulgaban normativas para la vigilancia de las embarcaciones y las defensas costeras. En 1613, se construyó la fortaleza de San Carlos, añadiendo una capa extra de protección al puerto, cruzando fuego con la torre bajo el castillo de la Almudaina.
De puerto estratégico a destino de élite
El carácter militar de Porto Pí dio paso a una transformación social a partir del siglo XIX. La cala se convirtió en un codiciado lugar de residencia para la élite mallorquina. La llegada del tranvía permitió que su playa se convirtiera en una zona de baño exclusiva para las clases altas de Palma.
En 1906, Porto Pí acogió el primer laboratorio oceanográfico de España, que continúa su labor con diferentes nombres hasta la actualidad. Sin embargo, el desarrollo industrial no tardó en llegar. La construcción de una cantera y una fábrica de adobos químicos en 1913, más tarde convertida en una instalación petrolífera, marcó el inicio de un nuevo capítulo. Estas actividades generaron tensiones con los vecinos, pero Porto Pí se consolidó como un polo económico.
Durante las décadas de 1960 y 1970, Porto Pí vivió una intensa ocupación urbana, que incluyó la construcción de hoteles y clubes nocturnos. Uno de ellos, el icónico Night Club Tagomago, fue un referente del ocio nocturno hasta 1980, atrayendo tanto a residentes como a turistas.
Un presente vibrante y multifacético
La construcción del Paseo Marítimo y la intensificación de la actividad en la base naval transformaron Porto Pí. Desde 1995, donde antes se encontraban la cantera y la fábrica, se erige un moderno centro comercial y de ocio que dinamiza la economía local. Su ubicación estratégica, en la confluencia del Paseo Marítimo, la carretera del Dique del Oeste y la autopista de Poniente, asegura un flujo constante de visitantes y tráfico.
Porto Pí también ha sido escenario de episodios recientes de gran relevancia. La cala, cercana al Palacio de Marivent y a Son Vent, alberga las embarcaciones de la familia real española, lo que en 1995 motivó un intento frustrado de atentado por parte de ETA contra el rey Juan Carlos I.
El legado de Porto Pí
Hoy, Porto Pí sigue siendo un testigo vivo de la historia de Mallorca. Desde sus orígenes como bastión defensivo hasta convertirse en un vibrante núcleo comercial, este enclave refleja la capacidad de la isla para adaptarse a los cambios del tiempo sin perder su esencia histórica. Porto Pí es mucho más que un lugar; es un símbolo del pasado y el presente de Palma de Mallorca.