El maestro del shakuhachi fusiona la espiritualidad de Oriente y Occidente en una interpretación única.
Palma, 5 de enero de 2025 – En un fascinante diálogo entre culturas, Rodrigo Rodríguez, maestro de la flauta japonesa shakuhachi, ha presentado una impactante versión del célebre «Ave Maria» de Franz Schubert. Esta adaptación logra un equilibrio conmovedor entre la herencia sacra de Occidente y la introspección meditativa del arte japonés.
La pieza, compuesta originalmente en abril de 1825 en Si bemol mayor, adquiere nuevas dimensiones en las manos de Rodríguez. A través de los delicados matices del shakuhachi, la melodía de Schubert se transforma en un puente sonoro que invita a la reflexión, la serenidad y la conexión espiritual.
Un diálogo cultural y emocional
Rodríguez, reconocido por su dedicación a preservar y expandir las posibilidades del shakuhachi, asegura que “la música es un idioma universal, y el shakuhachi tiene el poder de expresar lo que las palabras no pueden”. En su interpretación, la flauta ancestral explora tanto los tonos más delicados como los pasajes de mayor profundidad emocional, reinventando el himno clásico sin perder su esencia.
Este «Ave Maria» no solo respeta la obra de Schubert, sino que la enriquece con una perspectiva que trasciende fronteras culturales y temporales. Es una invitación a explorar la conexión entre las tradiciones espirituales de dos mundos, Oriente y Occidente, en un espacio de belleza y contemplación.
Un encuentro de sensibilidades
La interpretación de Rodríguez destaca por su capacidad de unir lo clásico y lo meditativo. Con cada nota, el shakuhachi transforma la pureza melódica en una experiencia introspectiva, ofreciendo una perspectiva fresca sobre una obra inmortal.
El video de esta interpretación, disponible en YouTube, ha sido recibido con entusiasmo por la comunidad musical y amantes de la música clásica, quienes resaltan la singularidad de la propuesta.
Con este trabajo, Rodríguez reafirma su papel como puente cultural y creador de experiencias musicales que invitan a la reflexión y la introspección, elevando el shakuhachi como un instrumento que trasciende su tradición y se abre al diálogo con otras sensibilidades artísticas.